domingo, 12 de junio de 2022

Coincidencias



¿Han conocido a una persona, que de repente la vida
te la pone de frente,
y tú no puedes parar de preguntarte,
por qué ahora,
y no antes?

Misma universidad,
amigos en común,
viviendas cerca,
frecuentábamos los mismos lugares,
y ni una sola vez coincidimos.

Nos conocimos en uno de esos días en los que parecía no haber nada especial,
seguí a cabalidad mi rutina de los domingos,
levantarse temprano,
tomar una taza de café,
leer un poco,
nada parecía indicar que sería diferente.

Y así,
con una frase entre risas,
y ninguna cosa en común,
llegaste a mi vida para desbaratarla,
cuatro años,
cuatro años,
en donde había desarrollado un mecanismo de defensa,
en donde el amor se había limitado a las películas de viernes,
a los poemas,
y a las conversaciones con mis amigas.

Te hiciste un hueco en mis tardes,
en mis fines de semana,
en mi vida que había jurado ya no tener espacio para nadie más.

Jugaste bien tus cartas,
me hiciste creer que yo llevaba el mando todo este tiempo,
cuando has sido tú el que manejaba en el camino,
a esa puta sonrisa ya no puedo decirle que no.

Tengo miedo,
tengo miedo,
que un día te aburras de este cúmulo de inseguridades,
de esta barca en altamar que parece ser mi vida últimamente,
de mis indecisiones,
y mi inestabilidad.

Pero me has escrito un poema,
y ahora lo sé,
que seremos una historia que contaremos a los demás,
que hablaremos de nosotros como una extraña coincidencia.

Que pudiste haber llegado antes o después,
pero no,
has tenido que arribar justo ahora,
cuando no tengo nada claro.

Qué extraña es la vida a veces.

Ojalá te quedes,
ojalá me quede yo,
y podamos saber por qué te has cruzado,
justamente aquella tarde de domingo,
cuando no te esperaba,
ni te buscaba.