domingo, 31 de julio de 2022

El acto revolucionario de regalarse flores.



 Hoy,
de regreso a casa,
he visto una floristería,
y como quien no quiere la cosa:
he entrado,
y he comprado un ramo precioso,
me he marchado con la sensación que después de algunos días,
por fin,
he hecho algo por mí.

He llegado,
las he puesto en un jarrón y las he visto como esa señal
que necesitaba para empezar de nuevo.

Que yo no he sido de mirar atrás,
y no voy a empezar ahora,
estoy herida,
frustrada,
pero no voy a permitirme un día más en pensar: "y si".

No gano nada,
y a mí me gusta ganar,
pero eso tú ya lo sabes.

No voy a pensar de nuevo en lo que hice mal,
porque ya me he castigado mucho,
y la verdad como dice aquella canción
que sonó en el trayecto de esa vez que nos dijimos adiós:
"es probable que lo merezca pero no lo quiero y por eso me voy"
y me voy.

Y yo soy de las que no vuelven;
pero eso tú ya lo sabes.

Así que sí,
viendo esas flores que compré;
pensé:
en todo lo que quería que me des tú,
que hicieras tú,
en todos los viajes,
planes,
tardes que quería contigo,
ahora me las daré yo.