Llegó diciembre.
y con él esa sensación de que algo está faltando.
veo toda la ciudad pintada de rojo y verde,
escuchando villancicos por doquier
las personas entusiasmadas por los regalos,
las miles de cenas y la alegría de que está por empezar un nuevo año;
y a mi me está costando respirar.
No se si es porque los años han pasado
y ya no soy la niña que fui,
y en vez de ilusionarme por un nuevo ciclo, solo me aterra que el tiempo esté pasando tan rápido;
este año no habrá decoraciones, ni pavo, ni cena de navidad;
pero si estarán cinco sillas en la mesa y por eso doy gracias,
la noche del 24 estaremos desempacando en un nuevo hogar, y nos espera una nueva etapa que espero esté llena de amor y sonrisas compartidas.
tal vez sea la última navidad todos juntos por un buen tiempo,
y esa debería ser razón suficiente para sentirme más alegre,
y no es así.
Siento que estas fechas ponen expectativas altísimas de como debería vivirse y sentirse estas fechas,
y yo me siento sola, y abrumada y con ganas de salir corriendo,
y está bien.
Está bien no tenerlo todo resuelto,
no tener outfit que estrenar
y decidir no tomar en estas fechas,
este año no voy a fingir que estoy con ganas de celebrar porque no las tengo.
y está bien.
Créeme, está bien.