Te conté las carcajadas, fueron 15.
Las anoté, una por una;
memoricé los comentarios que te sacaron una sonrisa,
para decirlos siempre que estés cerca.
Pero resulta que los hombres se enamoran de hacer reír y no de las que los hacen sonreír.
Estoy cansada, frustrada y un poco molesta, mientras tu besas a la que te celebra los chistes (malos, por supuesto)
Y yo enamorada de tu risa.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario