viernes, 16 de marzo de 2018

Pendientes.


Quiero pensar que aún quedan cervezas por beber,
conversaciones sobre si la luna o las estrellas,
si Madrid o París,
si salir o quedarnos en casa.

Quiero imaginar que aún existe un momento
en donde sí seremos tú y yo,
caminando de la mano,
como si el mundo nos perteneciera
si estamos juntos.

Que dentro de algunos años,
recordarás el camino a casa,
como si nunca hubieras dejado de venir,
esperaras en el portón,
y dirás: "hoy estás más bonita que nunca";
y así,
todos los días.

Como si esos tres años tarde,
hayan significado un viaje de fin de semana,
y nada más que eso.

Me preguntarás sobre el trabajo
si el perro ha dejado de escaparse por las noches,
si ya no tengo miedo a la oscuridad.

Y volveremos al verano que supone una vida contigo,
después de tanto invierno
no nos sentaría mal unas vacaciones;
a tu lado siempre es viernes noche.

Puedes irte,
no te preocupes,
tenemos un "te quiero" pendiente.

lunes, 12 de marzo de 2018

Mi turno


Después de tantos errores,
desfalcos,
"bueno, creo que esta vez me lo merecía"

De justificar equivocaciones injustificables,
de querer a destiempo,
de llegar impuntual,
siempre fuera de hora.

De tantos corazones sin coser,
de recorrer caminos a la mitad
y darme cuenta tan tarde,
que ese no me llevaba a ningún lado,
que no me llevaba a ti.

Después de haber tirado la toalla tantísimas veces,
de decirle a medio mundo
que esta vez
"estaba mejor sola"
llegaste.

Como quien no quiere la cosa,
parecías analizarme mil y un veces,
me mirabas como si fuera un ser extraño,
y en una de nuestras tantas borracheras
confesaste que el día que me conociste
pensabas que era de otro mundo
¿por qué?
aún no tengo idea.

Me acariciaste los miedos,
besaste mis defectos,
y hasta ellos empezaron a quererte.

Y me tocó acertar,
teniéndote a ti de la mano,
se me antoja que todo lo que hago
es algo así como perfecto.

Me curaste,
me vendaste,
me hiciste sonreír como aquella niña
que lee su primer libro
y quiere alardear con los demás.

Y aquí estoy,
presumiéndote un poquito,
porque me parece muy egoísta que sea yo,
la única afortunada de conocer tu magia.

Y como hay cosas que no sanan con el tiempo,
a mí me tocó tropezarme con tu sonrisa
y ¡qué bonito!

Era mi turno,
eras MI turno.