domingo, 24 de noviembre de 2019

Dos canciones.


Soy amante a la música,
amo los conciertos,
las presentaciones en los bares.

Que suene canciones en la sala.

Muchas letras,
salvaron hasta mi vida,
me dieron razones para levantarme aquel día,
y me hicieron creer que un lunes cualquiera,
las mañanas volverían a brillar.

Entonces,
debí saberlo,
debí intuir que moverías mi mundo,
con el pretexto de saber tocar guitarra.

Y te metiste en mis canciones favoritas.

Vicente García me lo dijo un día:
"no tuvimos dos minutos ni siquiera,
y aún así de ti me habló la eternidad."

Y aún así de ti me habló la eternidad....

Creo que uno de los lazos más fuertes
que llegas a concretar con una persona,
es aquel que se enlaza con alguien que disfruta el arte
en la misma magnitud que tú.

Lo supe cuando encontré discos de vinilo en tu casa,
libros a montón regados por doquier,
cuando en una canción yo me eché a llorar,
y tú dijiste que lo entendías,
que lo sabías.

Y te vi tarareando She will be loved,
mientras parqueabas el carro,
y lo supe;
lo supe.

Que desde ese día;
ya no podría vivir sin tu lista de Spotify,
que mis viernes favoritos serían los que compramos cerveza,
y tú eliges la canción que bailaríamos en la sala.

Ahora todas las canciones
se resumen al momento en el que te conocí,
y no hay mejor concierto que encontrarte a ti cantando.

La música es bellísima,
pero es perfecta,
cuando la escucho en tu hombro.

domingo, 17 de noviembre de 2019

Dos amores


Coelho asegura que:
a lo largo de nuestra vida tenemos dos grandes amores,
uno con el que te casas o vives para siempre,
esa persona con la que consigues la compenetración máxima
para estar el resto de tu vida junto a ella.

Y dicen que hay un segundo gran amor,
una persona que perderás siempre,
alguien con quien naciste conectado
tan conectado que las fuerzas de la química
escapan a la razón y les impedirá siempre alcanzar un final feliz.

Hasta que cierto día dejarás de intentarlo,
te rendirás y buscarás a esa otra persona que acabarás encontrando.

Yo nunca he sido de creer en leyendas,
en "leyes"
en cosas que supuestamente están destinadas a ocurrir.

Siempre he dejado que la vida me sorprenda.

Ya saben:
la excepción a todas las reglas.

Pero,
una vez más,
la vida me ha dado una bofetada,
le encanta hacerlo,
y no puedo culparla.

En fin,
que te he encontrado bebiendo vino
en mi bar favorito,
que nunca pensé que serías algo parecido a lo que la gente piensa
cuando alguien se refiere al amor de su vida.

Quién iba imaginar que una historia romántica podría pillarme
borracha un viernes noche.

Pero como quien no quiere la cosa;
me acabé quedando
en tus orificios marcados cuando estallas a reír,
en tu ceño fruncido,
en tu desorden de domingo,
en las cuerdas de tu guitarra,
y en tu camisa azul favorita.

Me quedé.

Pensé que había encontrado al primer amor
del cual me habló Coelho,
ese día en el que te despediste,
y sentí que nunca
jamás,
quería que volvieras a irte.

Que compraría un armario nuevo,
una cava para tus vinos,
un puesto para tus libros,
que haría de todo,
para que mi casa,
se volviera tu hogar.

Y ya.

Qué simple ¿no?

Pero aquí está el truco,
que conmigo las cosas,
jamás han podido ser sencillas.

Y ese viernes mientras yo gritaba en el auto,
y tú solo  movías la cabeza negándolo todo,
pensé que te convertirías en eso;
en el cliché de las historias con finales tristes,
en mi protagonista de todos los poemas de desamor.

Que volverían las borracheras,
y los tragos de whisky,
que escribiría un mensaje de odio,
de diez párrafos
del cual me arrepentiría y jamás enviaría.

Mi segundo amor.

Mi imposible.

Y un día,
así,
como si nada,
tu página sería la de un libro
que no volvería abrir.

Pero eres más terco de lo que pensé.

Y entonces,
una semana después,
cuando ya había escrito lo suficiente
como para hacer tres libros.

Estacionaste en mi bar de siempre.

Te presentaste,
usabas esa camisa azul que me fascina,
y me invitaste a una copa de vino.

¿A qué estas jugando?
te pregunté seria.

A que soy el amor de tu vida
-me respondiste-

Y no recuerdo mucho de lo que pasó aquella noche.

Solo que has ido a trabajar y te has dejado el móvil.

Papá te ha dicho que te da su bendición.

Y he sonreído como imbécil.

Mira que sí,
que soy la excepción a la estúpida regla.

Que encontré el uno,
el dos,
y el dos en uno.

Mis dos amores.