domingo, 29 de noviembre de 2020

A veces.

Ha pasado tanto tiempo,
que a veces aún me sorprende los días en los que te pienso.

Se me hace tan extraño hablar de ti en pasado,
como si fueras una persona que conocía
y de repente ya no,
te has vuelto un desconocido.

A veces suena una canción,
paso por aquella cafetería,
y es como si estuvieras esperando por mí,
con un cigarrillo en la mano.

Aún no puedo creer
que siga extrañándote,
que sigas siendo la primera persona a la que quisiera contarle
que todo va mal,
o bien,
o que podría ir mejor.

A veces me pregunto si llegará el día en el que te haya olvidado del todo.

A veces sigo pensando que podría funcionar,
tu y yo;
de nuevo
y me sacude la realidad que no,
que el tiempo pasa,
y que el amor también se acaba.

A veces me gusta pensar que tú también me echas de menos,
que sigues leyendo mis poemas,
y te buscas entre mis letras,
que quisieras escribirme
pero cuando estás a punto de hacerlo,
te acobardas
y piensas que todo está mejor así.

Porque es lo que yo hago a veces.

A veces.


viernes, 27 de noviembre de 2020

Conversaciones pendientes.

 Era un martes de diciembre,
el cielo estaba gris,
y sabía que si no me apresuraba,
me pillaría la lluvia fuera de casa.

Entré a aquella cafetería
y te vi,
con aquel abrigo azul marino,
llevabas bufanda,
y tu mano sostenía un cigarrillo.

"Hay cosas que nunca cambian"
-pensé-

Al mirarme sonreíste,
y me invitaste a tomar asiento.

Los dos estábamos incómodos,
entonces decidí hacer la pregunta
por la que estábamos ahí,
viéndonos después de dos años.

Mañana te casas ¿nervioso?

Un poco,
es decir, no tengo idea de nada
pero no creo que algo pueda salir mal
-respondiste-

Entonces invadió un silencio sepulcral,
y todo mi mundo empezó a dar vueltas,
solo quería salir corriendo,
y me pareció una completa estupidez,
porque fui yo, la que nos citó aquella tarde.

Pero observándote, sintiéndote como un extraño
ya no entiendo ni el por qué de todo esto.

¿Por qué ella?
-se me escapó-
después de lo que parecía haber sido dos horas.
¿Por qué ella, o por qué no tú?
-respondiste-
hice una mueca haciéndote entender que no me apetecía responder aquella pregunta,
tú pareciste entender por lo que te apresuraste a decir:
"no lo sé, es fácil;
con ella todo parece caminar,
hablar del futuro,
tomar decisiones,
todo parece fácil,
como si hacerlo juntos fuera lo correcto"

Yo no supe qué decir,
y tenía unas inmensas ganas de llorar,
todo parecía innecesario,
pero necesitaba escucharlo,
para poder seguir,
necesitaba que me lo dijeras.

"Te quiero,
y creo que te voy a querer toda la vida; 
fuiste ese amor que solo se siente una vez,
ese amor desgastante,
poderoso,
que te hace creer que eres capaz de todo;
pero lastimosamente no es así"
-me miraste como pidiéndome permiso para poder continuar-
y yo solo atiné a hacer un gesto con la cabeza
y seguiste.

"Sé que estás aquí por respuestas,
porque yo hace meses seguía cuestionándome todo,
¿cómo un amor tan grande puede un día acabar?
y no acaba,
pero deja de funcionar,
y eso es lo que nos pasó;
contigo yo siempre me sentí un espectador,
alguien ajeno a tu mundo,
yo miraba,
mientras tu volabas,
jamás me sentí parte de algo,
eras tú el centro de todo;
y con el tiempo entendí que eso no era suficiente,
al menos no para mí"
-soltaste esto de manera tan rápida,
que apenas tuve el valor de replicar nada-

Me empecé a marear,
y no le encontré sentido a estar un segundo más ahí;
te dije:
"te deseo una vida llena de felicidad"
cogí mis cosas y me fui corriendo.

Pude escuchar que gritaste mi nombre, 
pero yo ya estaba en un taxi de camino a casa.

Al llegar al departamento se me antojaba el doble de grande,
y todo parecía lastimar un poco más,
y lo viví,
sentí el dolor como nunca antes,
me permití sentirme culpable,
y te culpé a ti también.

Y me dolió,
y me quedé sin aire de tanto llorar;
sabía que ese sería el último día en el que te dejaría entrar de esa manera.

Y entonces,
antes de dormir,
te dejé ir.

Al día siguiente
recibí un mensaje:
ya te habías casado.


miércoles, 11 de noviembre de 2020

Deseo.

 

He dejado alumbrado el camino a casa,
he dejado piedritas por si ya no recuerdas cómo volver.

Por si vuelves he dejado doblada tu camisa azul que olvidaste aquella tarde,
como si días después volverías por ella.

Me niego pensar que te he perdido.

Si un día vuelves,
preparo la cena, 
no me duermo a las nueve,
y pongo a Ed Sheeran sonando en la sala.

No quiero creer que esta vez te has ido.
que escribiré un libro contando cómo fue que perdí al amor de mi vida,
que ahora solo me quedan algunos acordes de guitarra,
y que he olvidado cómo suena tu voz.

Si regresas,
y lo haces hoy,
estamos de suerte,
es 11/11.

No te pido explicación,
no cuento horas,
no tacho días;
vuelve cuando quieras,
cuando estés listo.

Trata de volver hoy,
es día de suerte 
¿sabes?

Son las 11:11
de un 11/11;
pide un deseo.

Deseo,
que vuelvas.