viernes, 23 de julio de 2021

Aunque no sea conmigo.



Una infancia difícil,
relaciones rotas y efímeras,
trabajo desgastante,
una vida complicada.

Te conocí con ciento un heridas,
en una noche de esas en las que piensas que has encontrado el amor de tu vida,
y a veces pienso que yo sí lo encontré ese día,
y el problema es que tú no.

Iniciamos esta aventura,
sin ninguna expectativa,
con la idea que tal vez podamos sanar juntos,
a mi también me habían herido y pensé: ¿por qué no?

Sabía que tú no me ofrecías un cuento de hadas,
y al principio no era eso lo que quería,
pero tu risa,
tu manera de solucionarme todos mis problemas,
de estar,
de siempre estar.

Entonces te instalaste un viernes, 
mudaste tu canción favorita,
tu guitarra,
tus películas predilectas,
y tu manera tan rara de quererme;
entonces pensé que era probable,
que de mi te enamorarás.
ahora sé que no.

Después de pelearme con mi cabeza,
de querer respuestas,
de creerte un cabrón,
llegué a la conclusión que la culpa no ha sido tuya,
ni mía.
no me prometiste estrellas,
ni viajes a Nueva York,
ni un futuro juntos,
solo un día asumí que era posible,
que tú y yo éramos posibles.

Y yo me enamoré,
obviando todas las señales de: “peligro, no pasar”,
me enamoré de la manera en la que sostenías mi mano,
de sentir que siempre podría contar contigo.

Se que me quieres,
pero también estoy segura que no lo haces de la forma
en la que merezco,
de la manera en la que yo te quiero.

Te quiero,
y te quiero tanto
que en serio espero que llegue alguien que haga despertar en ti
todo lo que yo no pude,
deseo que llegue alguien por el que estés dispuesto a derrumbar cada uno de tus muros,
ojalá ella pueda vendarte,
sanar y besar cada cicatriz.

Que haga todo lo que yo quise y tú no me dejaste,
porque para ti no soy yo,
aunque en este momento yo sienta que para mi,
siempre serás tú.

Ojalá quieras a alguien tanto tanto,
como hoy,
yo te estoy queriendo.

sábado, 17 de julio de 2021

A ellas.



Hoy quise escribir sobre ellas,
esas amigas que te salvan,
que se acuestan contigo y contemplan el cielo
mientras todo parece desmoronarse.

Y sostienen tu mano,
y te acurrucas en sus hombros,
y todo,
todo,
parece doler un poco menos.

Hoy quise escribir sobre ellas,
y me di cuenta lo poco que hablan de historias como la mía
y la de mis chicas incondicionales,
todos hablan de ese amor que logra cosas imposibles,
películas con finales felices,
donde un beso parece solucionarlo todo.

Pero nadie escribe sobre esa amiga que te salva de hacer alguna estupidez a las tres de la mañana,
de aquellas que viajan cuatro horas para ver alzar tu diploma de graduación,
las que te cuidan enferma,
las que escuchan tus dramas en el trabajo y se esconden de sus jefes en el baño para reírse de tonterías,
de esas que reparan tu corazón roto una y otra vez.

Hace tres años,
una amiga me rompió el corazón,
cuando después de doce años,
ella decidió alejarse sin más.

Entendí que nunca hay que dar nada por sentado,
las amistades no funcionan así,
hay que alimentarlas,
llevarlas por una cerveza,
y siempre dar las gracias.

Nadie tiene ninguna obligación con nosotros,
y aún así hay personas que te lo dan todo,
y más.

Hoy quise escribir sobre ellas,
las que se pelearon con mis demonios,
y me enseñaron a creer un poco más en mí,
las que celebraron cada uno de mis triunfos como propios.

Las que entienden mi lenguaje del amor,
un poco atrofiado,
vale recalcar.

Se que no siempre lo he hecho bien,
pero ustedes han sido maravillosas,
prometo estar ahí siempre,
a una llamada,
a un mensaje,
a un taxi de distancia.

Y gracias,
por todo,
mis chicas incondicionales.