domingo, 22 de agosto de 2021

De esos domingos.



Hoy han sido de esos domingos,
en los que me he levantado sola en la cama,
y he buscado incansablemente unos pies que calienten mis dedos fríos.

He salido a trotar, he respirado aire puro;
y he visto una pareja reír mientras caminaban de la mano,
como si tuvieran un secreto que solo ellos conocen.

Y me ha dado nostalgia.

Y he extrañado eso,
los besos en la frente,
las conversaciones interminables,
las sonrisas coquetas,
el que alguien estuviera loco por mi,
y yo loca por él.

He olvidado como se siente aquello,
y me ha dado nostalgia.

He preparado una taza de café,
he subido a la terraza,
y he visto la vida pasar,
y he echado de menos ver atardeceres con alguien.

He extrañado los planes,
los viajes improvisados,
que alguien manejara y que yo pusiera canciones todo el trayecto,
he extrañado los besos en los semáforos,
las salidas improvisadas,
el siempre poder contar con alguien,
que yo bailara y que él no pudiera evitar reírse y pensar:
"cómo es que he tenido tanta, tantísima suerte"

He pensado en la posibilidad de que esa idea fantasiosa que tengo del amor,
simplemente ya no existe,
que me tendré que conformar con canciones pasajeras,
con tardes de domingos,
con copas de vino en bares un viernes noche,
y nada más.

Entonces,
he desbaratado mis libros y ha salido aquella carta que un día alguien escribió para mi;
para recordarme que alguien,
en algún momento estuvo loco por mi,
ha sido la forma de decirme:
"tranquila pequeña saltamontes,
paso a paso;
lo increíble,
lo realmente increíble;
siempre,
siempre,
tarda en llegar."

Pero ojalá,
ya esté llegando.

De esos domingos.

martes, 10 de agosto de 2021

El último.

 


Este es el último escrito que te hago,
creo que ya nadie me cree,
porque lo he dicho ya muchas veces.
pero esta vez creo que va en serio.

Creí que te iba a querer siempre ¿sabes?
no esperar a que vuelvas,
sabía que no me dolerías toda la vida,
pero imaginé que te iba a querer siempre.
 
Y no.
 
Un día desperté y de repente no eras más que un desconocido,
es extraño,
porque ha pasado más de dos años,
y aún así no te habías ido,
no por completo,
pero sí,
esta vez sí.
 
Ya no te quiero,
ni estoy llena de tantos “quizás” u “ojalás” que hace meses seguía pronunciado.
 
Ya no serás mi deseo de cumpleaños,
estoy segura.
 
Y entonces empecé a recordar todos tus defectos,
todas las razones por las que nos dejamos ir,
razones que había olvidado por completo,
porque el pasado tiene ese truco,
todo es bonito,
perfecto,
nostálgico,
porque ya no está,
y solo quieres imaginar que un día vuelve como si nunca se hubiera ido.
 
Ya no soy una tonta.
 
Se que la vida pasa factura,
que nosotros nos movemos siempre,
y avanzamos todo el tiempo,
ahora ya no creo en cuentos,
en historias fantasiosas.
 
Se que no vas a volver,
esa certeza me pegó una tarde de noviembre
y cuando supe,
me quedé sin aire,
me dolió;
pensaba que un día cualquiera tocarías mi puerta,
y empezaríamos de cero.

Así que me conformé con esa idea,
de quererte aunque ya no estés.

Pero el tiempo pasó y me descubrí ideando otras historias de amor,
pensar en otro número de teléfono cuando sentí que el mundo se me caía,
y en todas las fechas importantes dejaste de hacer falta,
y hace unos días esa realidad azotó todos nuestros recuerdos.

Y nos volví a ver en la playa,
en el carro escuchando mi canción favorita,
nos vi en los domingos de pelis y cervezas,
y de repente no había señal de ilusión,
de anhelo,
de esperar a que vuelvas.

Ya no te quería.

Entonces entendí,
que así mismo como las personas llegan sin avisar,
en una noche de verano ,
borrachos en la playa,
así mismo se van,
en silencio.