jueves, 14 de abril de 2022

Temporal.



Todo es temporal, todo.

Me digo esto mientras atravieso una nueva crisis
que me impide levantarme de la cama,
que me obliga a cancelar planes,
que me tiene en un sube y baja de emociones ya varios días.

Todo es temporal, todo.

La felicidad,
los amores de verano,
las amistades,
el café caliente,
los viernes noche.

Pero también el dolor, el dolor también es temporal.

Y los domingos,
y las ganas de no hacer nada,
y los corazones rotos.

Todo es temporal.

Una de las cosas que más me ha costado entender es que ningún proceso es lineal,
los días buenos me hacen pensar que ha acabado,
que estoy de subida,
que todo quedará como una mala pasada.

Pero llega,
como si alguien de repente apagara la luz,
y todo quedara a oscuras,
y me toca aprender a caminar a ciegas,
de nuevo.

 Qué putada todo esto.

Ojalá mi mente entendiera eso:
que todo,
todo siempre es temporal.

Tú solo sigue nadando.

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