Siempre he sido buena para hablar,
de cualquier cosa,
de cualquiera que no cause dolor.
Para llorar siempre fui excelente,
pero hay heridas tan grandes,
y tan arraigadas al cuerpo
que aunque no sangren
duelen.
De mis lágrimas hablo muy poco,
pero es que hoy me han pesado tanto
que no he podido ignorarlas.
Hoy lo que he necesitado,
ha sido un abrazo,
un simple y sin sentido abrazo,
y al voltear no he visto a nadie.
¿Tienen idea lo que es sentir eso?
No quiero que nadie se atreva a decirme
"no estás sola"
vamos "que yo entiendo"
a la mierda,
que ese no es el problema.
Porque hasta eso está bien.
En vista de eso,
me he abrazado yo,
y mis brazos han estado calientitos,
seguros,
y ha sido eso,
lo que he necesitado todo este tiempo.
Que no necesito que nadie me repita de lo mucho que soy capaz,
necesito ser capaz de creérmelo
y jamás olvidarlo.
Ser la primera en la fila de la guerra,
ser yo la única combatiente capaz de ganar.
Que a mi no me falta amor de nadie más,
me falta el mío.
Estoy cansada de reinventarme,
para darme cuenta que acabo peor,
un poquito más perdida.
Respira Ale,
que a la siguiente te sale mejor.
La niña de la sonrisa rota ha decidido fabricarse una nueva.
Veamos como va.
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