viernes, 19 de abril de 2019

Un poquito de paz.


Mamá una vez dijo:
quédate en cualquier lugar,
que te traiga paz.

Obviamente en ese entonces,
yo no entendía a qué se refería,
y hay veces que aún no lo entiendo
del todo.

¿Qué es eso de paz?
y por qué tarde o temprano la anhelamos tanto.

Solo sé que un día el insomnio me cobró factura,
que los viernes de tragos
ya no me sentaban bien,
que de las amistades vanas ya estaba muy harta,
que era lo que pasaba conmigo,
si un día cualquiera encerrada en el baño,
yo solo quería sentarme a llorar.

Y así,
empecé anhelar mi casa,
mi cuarto,
mis libros,
mis letras.

Y buscaba, y buscaba;
mi sonrisa
y yo ya ni la reconocía.

Pero si algo he aprendido en la vida,
es que los días grises son los que te enseñan
a pintar tus días con un poquito de color.

Y no sé,

Pero para mí,
la paz,
a veces se disfraza de personas,
esas que nosotros escogemos que estén en la oscuridad,
esas que con su sonrisa
te guían al final del túnel.

Mira má,
he aprendido que es verdad,
que ahora prefiero una persona en la trinchera,
que miles ahí,
cuando todo va bien.

En algo no tenías razón.

La paz,
son personas,
no lugares,
son casa,
calma,
café,
y poesía.

Muchísima poesía.

Es llegar a casa,
tener un montón de deberes por hacer,
la tesis,
trabajo acumulado,
y que todo se calme un ratito por un simple abrazo.

Má,
la paz,
es esos cinco segundos
en los que te digo:
mamá ya llegué,
y tú entre dormida y despierta me dices que me acueste,
un ratito,
pero solo un ratito.

Aún no entiendo muchas cosas
y cada día aprendo unas nuevas.

Pero eso sí,
la paz se parece muchísimo,
muchísimo a tu sonrisa.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario