viernes, 31 de mayo de 2019

Carta de despedida.



El problema es que nos quisimos mucho,
pero no bien,
nos quisimos tanto,
y llegó un día en donde no supimos qué hacer.

Me bajaste la luna,
me la pusiste a mis pies.

Y yo que la disfrutaba tanto cuando estaba arriba,
no la quise para mí.

El problema es que te sigo echando de menos,
cada día un poco más,
y se supone que no debería ser así,
¿para eso no era que funcionaba el tiempo?

O eso me habían dicho.

El problema es cuando tengo que morderme la lengua
para no preguntar por ti,
para no saber si estás aquí,
o allá,
si estás,
aún.

El problema es que aún pienso que la vida nos debe unas cervezas,
y no estás aquí para tomarlas,
y morirnos de la risa mientras lo hacemos.

El grandísimo problema,
es que nos rompimos,
y ya;
de eso no se vuelve.

Que no vale la pena,
ni las penas;
intentarlo una vez más.

Es quemar lo poquito que nos queda
y eso sí que sería muy triste.

Buena vida,
vida mía.


sábado, 25 de mayo de 2019

Lo siento.


La baja autoestima,
es algo real.

Te lo dice alguien que desde niña,
se lastimó de tantas formas,
que aún me duelen aceptar.

Una adolescente que cada cosa
que hizo,
que cada logro que consiguió,
lo alcanzó para ser lo que los demás querían que fuera.

Una mujer que le daba miedo,
le daba miedo
no ser como ella,
o como otra,
que no le gustará a él,
o a otro.

Hoy reuní a todas las Alejandras,
y llorando,
les pedí perdón,
perdón por cada lágrima
ocasionada por alguien
a quien yo permití que me hiriera,
perdón
por no ser siempre yo,
perdón
por no felicitarme,
ni sentirme orgullosa
cuando debí hacerlo,
perdón
por las veces que me veía en fotos,
y no me sentía suficiente,
perdón
por las veces que abrazada a la almohada,
me decía que algún día esto pasaría,
pero a la mañana siguiente,
seguía haciendo lo mismo,
que ella es más guapa,
más lista,
más graciosa.

Que yo soy muy torpe,
muy imprudente,
que mis dientes son chuecos,
y mi risa horrible.

Perdón,
lo siento tanto.

No puedo retroceder el tiempo,
no puedo cambiar episodios que pasaron,
y que aún logran dejar algo roto mi corazón.

Pero puedo hacer que eso no vuelva a pasar jamás,
que a partir de hoy,
cualquier caída,
cualquier error,
no va a ser causa de falta de amor propio.

Porque todo dolor que es a partir de eso,
puede doler toda una vida.

No estoy ciega,
es más,
nunca he abierto los ojos,
tanto como ahora.

Me he visto en el espejo,
y una vez más,
he visto mi frente amplia,
mis dientes chuecos,
mis ojeras,
mi papada,
mis lunares.

Y saben qué,
que he sonreído,
y me veía preciosa.

Esto no acaba aquí,
lo sé,
es un trabajo de día a día,
que si te confías,
los pensamientos de mierda,
te vuelven a la cabeza,
pero yo los he aprendido a callar.

Ahora se ponen a mi favor.

Y cantan una canción bonita.

martes, 21 de mayo de 2019

A esto le llamo crecer.


Tendría sentido ¿no?
odiarte toda la vida.

Que me juraras que no estabas listo para querer,
cuando en realidad,
lo que no podías era
quererME.

Y dolió,
no tienes puta idea cómo dolió.

En fin.

Que un día dejé de pensar
que era menos lista,
menos guapa,
o graciosa.

Llegué a la conclusión que tú eras un cabrón,
y ya está.

Lo siento.

Nunca fui de adornar lo que sentía,
y eso tú bien lo sabías,
lo supiste cuando me descubriste llorando
porque no quería
quererte de la forma en la que ya lo hacía.

Para ese entonces,
yo ya estaba muy jodida.

Y lo he entendido.

He entendido que no ha sido tu culpa,
siempre será de aquel que decide disparar,
que si no tocas el arma,
esta se queda en su sitio.

Soy una soñadora,
ya sabes,
de las que ven luz,
cuando todo es oscuro.

Y es que hay personas que ni aunque deseemos,
son luciérnagas.

Un día descubrí que mi corazón estaba tan acostumbrado a estar roto
que ya ni se preocupaba por repararse,
solo estaba ahí
a expensas de que alguien más lo rompiera.

Y eso,
es una de las cosas más tristes del mundo.

Pero un día,
no puedo ni recordar cual,
mis ojeras desaparecieron,
mis migrañas se calmaron con tequila y sal,
y yo salí a bailar.

Y aunque ahora,
me duelen los pies
nunca más pienso quedarme observando,
y ver como todo el mundo hace de mi pista de baile
lo que le venga en gana,
porque esta vez he decidido ser la protagonista,
la más guapa.

Y me sienta increíble el papel.

Que aún tropiezo,
es verdad
que a veces siento un montón
y es imposible lidiar con tanto,
pero,
para eso están las cervezas.

Que nunca pensé que quién me ponía el pie una y otra vez,
era yo misma.

Pero me he aburrido.

Y ahora solo quiero paz.

Y de vez en cuando la hallo,
he encontrado en mi rutina,
una forma extraña de tranquilidad,
lo repititivo no siempre debe asustar.

No cuando los fines de semana
hacen de las suyas y me recuerdan que después de tanto,
sigo siendo yo.

Es verdad,
que estoy en mis mejores años,
y no pienso esperar a que algo cambie,
cuando soy yo la que puede darle un giro diferente.

Me estoy equivocando,
un montón
pero esos errores,
son míos
y estoy muy orgullosa de ellos.

Le dije a la Ale de doce que se quedara tranquila,
que sino me hago escritora,
me vuelvo cantante,
pero por ahí voy,
y ella me sonrió
y me dijo que lo único que quería
era verme feliz.

Y lo entendí,
 lo entendí todo.

Ay pequeñita,
te extraño tanto.

Me hice cerquillo,
 luzco como tú,
 sólo que con unos cuantos años,
heridas,
lágrimas,
risas,
y de más.

Voy hacerte sentir orgullosa,
te lo prometo.

domingo, 5 de mayo de 2019

Nuevo comienzo.


Dicen que los comienzos son lo más bonito,
los nervios de los primeros encuentros,
las mariposas del primer beso,
las miradas brillando,
las sonrisas en momentos inesperados.

Pero eso es lo bonito de ti,
que jamás dejo de comenzarte,
que cuando pienso que la rutina nos va a coger desapercibidos,
estás tú,
dándole otro giro a lo nuestro.

A contarme un secreto nuevo,
a cantarme una canción que recién aprendiste en la guitarra,
a susurrarme nuevos poemas de un autor que no sabía de su existencia,
a emborracharnos,
y bailar nuestra canción favorita mientras nos reímos como dos locos.

Porque estamos locos,
totalmente locos,
uno por el otro.

Mi día número uno.

Siento que jamás voy a dejar de conocerte,
y es por eso que todos los días te digo:
mucho gusto, el amor de tu vida.
a lo que tú respondes:
encantado, te ves hermosa.

miércoles, 1 de mayo de 2019

Señor Patricio.


Eres mi cable a tierra,
la expresión más real que Dios existe,
es decir,
en medio de millones de personas
¿cuál es la probabilidad de que alguien como tú
sea mi padre?

Mi mapa de vuelta a casa,
mis puntitos tachados en el calendario,
mi llamada de emergencia,
mi roca inamovible.

Tú.

Eres la evidencia que el amor se resume en cosas muy simples como:
el que duermas tres horas cuando viajamos,
que siempre estés en la puerta del terminal esperando,
que yo esté a punto de llamarte,
y encontrar tu número timbrando al rato,
como que un día cualquiera te haya sorprendido llorando,
mientras yo cantaba en el auto,
y decías que todo lo que yo hacía era casi que perfecto.

Papá me estoy quedando sin letras para ti,
y es porque no puedo,
me es imposible describirte de una manera correcta,
de agradecerte de forma ejemplar.

Eres perfecto papá.

Con cada cana,
con cada arruga,
con cada línea de expresión,
con cada año,
que a ti la vida cada día
te sienta mejor.

Con tu mal humor,
con tus chistes de mal gusto,
con tu manía de nunca querer disculparte,
con tu carita cuando sabes que fallaste
y quieres que nosotros te busquemos y te demos un abrazo.

Con cada lágrima,
con cada sonrisa,
con cada desayuno sorpresa,
con cada frase de admiración a mamá.

Eres perfecto papá.

Con cada mañana de Fórmula1
con cada champions
con cada carrito de colección
con cada vino juntos.

Eres perfecto.

No imagino un día que el estar abrazada a tu pecho,
no sea mi cosa favorita del mundo.

Casa es cualquier lugar en el que tú estés.

Tus niños han crecido,
y queremos conocer el mundo,
vamos a viajar,
a volar,
a llenarnos de arte,
de mucho arte.

Pero tú y mamá, siempre;
siempre van a ser nuestra pista de aterrizaje.

Nos sacamos la lotería con ustedes.

No me cabe en la cabeza encontrar a alguien que me ame más que tú,
me niego amar a alguien más que a ti.

Feliz cumpleaños Señor Patricio,
lo siento,
el próximo año me invento otro diccionario,
y te escribo un poema de lo más bonito.

Te amo.