miércoles, 26 de junio de 2019

Mejor nunca, mejor.



Te extraño,
lo sigo haciendo;
me dueles,
como el día uno.

Pero ni así,
quiero que estés aquí.

Porque prefiero mis heridas que conozco de memoria,
que sé cuando sangran
y cuando no,
con qué canción lloran
y con cuáles se ponen a bailar.

A seguirte permitiendo que me hagas otras.

Porque sí,
porque el daño lo permites o no.

Y así es.

Recuerdo las veces que soñé,
que llorando le pedí al destino,
que volvieras,
que de repente un día te dieras cuenta
que aún nos quedaban planes pendientes,
películas en cartelera,
y canciones que bailar,
que aún nos quedaba vida juntos.

Y ahora,
que estás a un mensaje de distancia,
a una foto
de hacerlo todo realidad.

Me doy cuenta que hay hilos que no se encogen,
o se enredan
o se estiran,
simplemente se rompen.

Y de ahí,
la única solución
es una buena borrachera.

Es que si,
a veces es mejor nunca,
que tarde.

Igual te sigo debiendo unas cervezas,
conoces mi número,
la respuesta
es sí.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario