Te veo a ti,
y veo todo el conjunto de cosas que me gustan,
los días soleados,
la cerveza helada,
la música en el carro.
Te veo a ti,
y eres todo lo que algún día pedí,
lo que llorando dije que merecía.
Eres un viaje de carretera
sonando mi canción favorita.
Eres el sonido de las olas del mar a las cinco de la tarde.
Eres paz.
La tranquilidad de despertar
y verte ahí,
queriéndome
como ayer,
como mañana,
como todita la vida.
Tú me vuelves cuerda,
atada a tu cintura,
me das equilibrio,
estabilidad.
Que no me mueves el piso,
que me calmas el corazón.
Y ahora estoy segura
que estar en paz
es muchísimo mejor que estar feliz.
Y tú,
tú me das las dos.
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