lunes, 25 de enero de 2021

Amor.

No puedo creer que esté escribiendo esto,
en un momento así,
pero mis letras jamás han tenido sentido y no creo prudente empezar a buscarlo ahora.

He tenido esta manía de explicarlo todo a través de mis letras,
y esta vez han acudido a mi llamado y yo he decidido escucharlo.

He visto el amor,
lo he visto,
como algo tangible,
como algo que puedes tocar
y oler,
y sentir.

Y lo he visto,
en su versión más real,
más auténtica,
y más dolorosa también.

Lo vi en las lágrimas de mi padre y de mi tío;
mientras se abrazaban y se decían que todo iba a estar bien 
Lo he visto hoy,
mientras mi abuelo te busca de forma incansable con la idea de que va a encontrarte un día de estos.
Lo he visto en las historias contadas por mis primos mientras te imaginamos en la cocina preparando empanadas.

He visto el amor en los recuerdos,
en tu café favorito,
en tu colección de tazas,
y en todas las fotos que sales sonriendo.

He visto el amor en la manera en la que tocabas la puerta para llamarnos a comer.

Y ahí estaba el amor,
en los 1000 errores,
y en los 10000 aciertos.

Y con lágrimas en los ojos,
la voz temblorosa,
y con un dolor en el pecho que me invade estos días;
me he sentido la persona más afortunada en el mundo.

Porque he visto el amor,
ha conversado conmigo,
y me contaba historias para dormir.

Dejas una familia llena de cariño,
de respeto,
y de unión;
ahora estoy segura que llevaremos eso de bandera.

Seguiremos tu camino,
con la esperanza de encontrarte un día
y decirte:
otra taza de café abuelita,
con pancito esta vez.

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