domingo, 27 de marzo de 2022

Pero si nos queríamos tanto.



He leído un libro,
precioso, 
he tenido que pasar en cama este domingo
para darle el luto que merece.

He llorado,
me ha dolido,
y he pensado en ti,
en "nosotros",
es raro conjugar esa palabra que ya no existe,
pero la escribo porque si la escribo,
existe,
y es real,
es tú y yo.

He pensado, y he pensado en todas esas historias que no tienen final feliz,
que se quedan ahí,
en dos protagonistas queriéndose mucho,
que no pueden ser,
y me ha parecido una putada.

Siempre he creído que el amor lo puede todo,
por eso,
cuando te marchaste,
comprendí que nos faltaron ganas,
y sueños,
y cariño,
que con el tiempo llegaríamos a otros puertos,
a otras camas, 
a otros brazos;
y entenderíamos por qué tú y yo,
no.

Pero el tiempo ha pasado y yo sigo empeñada en quererte,
de lejos;
por supuesto,
en verte crecer por las conversaciones de mis amigos,
de nuestros encuentros cada año,
en imaginarte,
en soñarte,
en inventarme una vida tuya,
que tal vez no es real.

No puedo olvidarte,
no del todo,
pasan meses, en los que no te pienso,
en los que no imagino tu risa,
ni pienso en tu nombre cuando suena una canción de amor.

Pero siempre acabas volviendo,
a veces como un susurro,
y otras tantas como un terremoto dispuesto a llevarte todo.

Los protagonistas de la novela no quedan juntos,
queriéndose con toda el alma,
y he pensado en nosotros.

Una vez me dijeron que a veces,
el acto más real de amor es también dejar ir,
y antes me parecía una estupidez
porque el amor lo puede todo ¿no?
porque por amor se lucha ¿verdad?

El amor tendría que poderlo todo.

Ahora no lo sé,
ahora entiendo que a veces irse a tiempo,
es mejor que quedarse en el minuto equivocado,

Me pregunto si me amaste tanto,
tantísimo que te fuiste,
de lejos me hacías menos daño,
entonces si,
a veces
¿el dejar ir es la mejor forma de demostrar amor?
o cuando uno quiere,
en serio lo hace,
se queda
siempre se queda.

domingo, 20 de marzo de 2022

La vida después de la tristeza.



Hoy, oficialmente son dos semanas en la que la psicóloga decidió
darme el alta,
y yo sigo caminando en puntillas,
con miedo de si hago mucho ruido,
algo se vuelva a romper.

Nadie habla de esto ¿verdad?
todos se preocupan cuando ocurre,
cuando las crisis son pan de cada día,
cuando no logras reconocerte,
cuando es un triunfo pararte de la cama cada amanecer.

Y ¿después?

Nadie te habla del miedo,
del terror de que vuelva a pasar,
de cómo confundes la felicidad,
con "no estar triste"
porque no es lo mismo,
no señor,
pero has tenido días tan oscuros,
que te conformas con que no llueva.

Me he descubierto pidiéndole a Dios,
que no vuelva a ocurrir,
respirando,
contando del 1 al 10,
hablar con mi cabeza,
pedirle paciencia.

A veces no menciono su nombre, 
porque pienso que si no hablo de ella,
no existe,
solo fue una mala pasada.

Ahora me descubro haciendo planes,
tomando decisiones,
en torno a ella,
preguntándome si verdaderamente estoy lista para seguir adelante,
y he tenido que llorar,
porque aún no puedo creer que esto me esté pasando a mi.

Y la burbuja en la que llevas viviendo varios años,
te explota en la cara,
y empiezas de cero,
con tu vida hecha un desastre.

Pero tienes que,
replantearte lo que haces,
empezar a velar por ti,
darle prioridad a otras cosas,
agradecer por tantas otras que dabas tanto tiempo por sentado.

A veces me pregunto si es posible que vuelva a ser la misma,
y he llegado a la conclusión que no,
y ¿por qué tiene que ser un problema?
ahora me preocupo mucho más por mí,
he sanado tantas heridas,
he soltado tantas personas,
me he pedido perdón tantas veces,
no puedo creer que a mis 26 años recién estoy descubriendo
como quererme,
como sanarme,
como perdonarme.

Llevar a cuestas una enfermedad mental
es como cargar con una sombra que te persigue todos los días,
y a veces sin que te des cuenta,
te abraza y se queda contigo.

Me da tanto miedo que vuelva abrazarme.

Pero no puedo ignorarla,
debo aprender a escucharla,
a prevenirla,
a saber qué hacer cuando vuelva a visitarme.

A entender que no es el fin de nada,
y que puede ser el comienzo de muchísimas cosas buenas,
de ser más consciente de la felicidad,
de todo lo que te rodea,
ser ese abrazo que yo alguna vez necesité para buscar ayuda.





miércoles, 9 de marzo de 2022

Teenage dream



Yo no tuve un amor adolescente.
a los dieciséis mientras a varias de mis amigas ya le habían roto el corazón,
yo lo tuve intacto.

Mis rupturas amorosas más cercanas, las viví a través de los libros.
no tuve ese amor loco, inmaduro, ese que crees que será para toda la vida con solo quince años.
mejor egresada, buenas notas, clases de siete a siete; la cabeza siempre en su lugar, la hija ejemplar.

Pensé que mi tiempo había pasado,
con veinticinco años siempre imaginé que en caso de que llegará alguien a mi vida,
sería de manera tranquila,
como de esos susurros que apenas percibes.

Hasta que llegaste,
como un huracán.

A ponerme de cabeza:
la cama, y la vida.

Fue de esas noches,
no muy especiales,
de aquellas que recuerdas dentro de unos años y te preguntas ¿cómo?

Amigo de mis amigos,
el típico hombre que yo siempre esquivo,
muy seguro de sí,
con esa sonrisa que pertenece a más mujeres,
con un vaso de whisky en la mano.

Economista,
gerente de una empresa,
músico frustrado,
alérgico a las relaciones serias.

Apenas y te miré ese día.

Pero tú me observabas,
toda la noche.