Como persona que lleva dos años yendo al psicólogo, y lleva cinco meses en tratamiento psiquiátrico puedo decir algo que me dijeron cuando recién empecé a tomar antidepresivos y no lo entendía: "esto viene a enseñarte muchas cosas", después de haber experimentado subidas y muchísimas bajadas, después de haber tocado fondo y darme cuenta que había otro fondo, después de haber sentido un miedo terrible a mi tristeza, después de haber sentido que me costaba dos mundos levantarme de la cama, puedo decir que es cierto.
La depresión y la ansiedad llegaron a mi para enseñarme a darme más amor, para hacerme sentir más compasión conmigo misma, llegaron para darme cuenta que soy una persona muy valiente y muy muy fuerte, llegaron para enseñarme que no importa tu trayectoria laboral, ni tus relaciones personales, ni todo el amor familiar que te hayan dado, cuando la mente no funciona, no funciona ni importa nada.
Sigo caminando en este trayecto que a veces es tan difícil, a veces gano y a veces me siento a esperar que pase, los antidepresivos ayudan un montón y ya no le tengo miedo a la medicación; baby steps: me digo todos los días.
Entendí que nadie iba a llegar a salvarme, que quien tenía que ponerse los pantalones, coger valor y hacer de todo por cuidarse: tenía que ser yo, lo intento todos los días, y eso a veces, es suficiente.
Abrazo fuerte a cualquiera que piensa que no lo está logrando: hay vida después de la tristeza, que aquello que sientes tan gigante, con mucho trabajo se hace pequeñito, lo prometo.
La vida es muy bonita, estoy convencida de ello.
Con la ayuda necesaria uno vuelve a reír, a sentir, a enamorarse de nuevo, uno vuelve; sí que sí, es posible.
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