lunes, 9 de octubre de 2023

Ella era de esas.

Ella era de esas,
de las que no se olvidan nunca.

Tenía un nuevo hobbie cada semana,
se reía un montón
y le gustaban los vestidos.

Tenía un trabajo que no le gustaba,
manejaba horrible,
y tenía una dependencia tóxica a comprar libros que no leía.

Era valiente,
tanto,
no podía creer todas las batallas que había librado,
y hablaba de ellas como poca cosa.

La quería,
ya sabes como se quiere una vez en la vida.

La quería,
y la voy a querer siempre,
lo sé.

Ella era de esas,
odiaba el gym,´
escuchaba audio poemas 
y se olvidaba de ciertas palabras en español,
las decía riendo porque decía que se sentía ridícula.

Amaba verla reír,
porque era de esas,
de las que se ve guapísima siendo feliz.

Iba a terapia,
tomaba antidepresivos,
y veía series basura.

Lo sigue intentando,
todos los días.

Tenía el sueño de volverse una escritora famosa,
comprar una casa en el campo,
y tener tres perros.

Decía que iba a quedarse sola
y que no tenía miedo a eso,
soñaba con un amor de película,
de esos que pasan una vez en la vida.

Desearía dárselo,
el amor de pantalla,
la vida en un pueblo bonito,
pero no puedo.

Porque me marcho,
me voy porque esto me queda grande,
y prefiero verla de lejos y feliz
que sentir que una vez más
le he fallado.

Me voy porque ya encontrará a alguien mejor que yo,
alguien que sienta que quererla no represente un miedo tan gigante.

No encontraré a alguien como ella,
lo sé,
como ella,
nunca,
y está bien.

La extrañaré toda la vida.

Espero verla un día en Central Park leyendo uno de sus poemarios,
espero verla feliz,
que sea amada como se merece,
que piense en mi como alguien que la amo demasiado,
y que por eso,
la dejó libre.


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