martes, 28 de marzo de 2017

Personas rotas


Te conformaste,
porque sabías que quererme te iba a salir caro,
y no estabas dispuesto a endeudarte.

Sabías que yo no era una más de tu lista,
que a mí me tendrías que borrar
con más que unas cuantas copas de ron,
con más que unos cuantos revolcones
con chicas de las cuales ni siquiera te aprendiste el nombre,
pero la llamabas como yo,
al darte cuenta que ni así
llenabas el vacío que te dejó mi ausencia.

Te conformaste con una de cara bonita,
que ha estado de novia tanto tiempo,
que sabe qué decir,
que hacer,
para que puedas sonreír,
de vez en cuando.

Quererla te sale fácil,
sabes que no se meterá
hasta en tus huesos,
y por eso la dejas pasar.

"Es buena"
-dices-
al momento de describirla,
"me hace bien",
para convencer a todo el mundo,
que has pasado página.

Sino te conociera lo suficiente,
hasta yo te creería,
pero me han contado que sigues llamándome
cuando vas ebrio,
que te pones nervioso cuando
aparezco en el mismo lugar,
que lees todo lo que escribo,
y esperas encontrarte en alguna de mis letras.

Te diré algo,
quiero que te equivoques,
que te salga mal,
o que llegue un día,
y por fin logres acertar,
conmigo,
o sin mi,
eso no importa ya.

Pero te niegas.

Sigues creyendo que esa fama de Don Juan
te llevará a algún lado,
qué imbécil,
aquí lo hubieras tenido todo.

Da igual.

Te diría que estoy esperándote,
ansiosa de que te des cuenta
que no funciona con nadie que no sea yo,
que estoy cruzando los dedos,
para que un día cualquiera
llegues a la puerta de mi casa,
para poner una canción de Morat,
y que empecemos
donde nos quedamos ese diciembre
en donde me dijiste adiós.

Pero no,
no esta vez.

Estoy deseando de una vez por todas,
que aprendas a querer,
y hacerlo bien,
porque has dañado tanto,
a tantos,
a personas que sólo intentábamos cuidarte.

Quiero que tu corazón sane,
que alguien lo cure,
lo vende,
y que por fin,
vuelva andar;
ya no tengo fuerzas,
no,
no tengo ganas,
para hacerlo yo.

Y tal vez,
con el alma un poco más reparada,
nos volvamos a encontrar.

Ya encontré alguien que se ha decidido
armar cada pedazo de mi corazón,
yo,
y estoy trabajando en eso;
espero a ti también te esté yendo bien.



martes, 21 de marzo de 2017

Me habría gustado.


Es de esas chicas puntuales,
detesta el irrespeto,
y si llegas tarde,
la escucharas decir todo un discurso acerca
de la consideración del tiempo de los demás.

No se queda callada,
nunca,
siempre tiene una opinión,
con respecto a todo;
habla como una señora de cuarenta,
en sus apenas veinte años.

Le crees,
todo lo que ella dice,
sabe a verdad,
asientes la cabeza,
y haces caso a su consejo;
después de todo,
hace parecer que siempre tiene la razón;
aún después de que me haya confesado,
que no tenía idea de lo que había dicho.

Tanta vida,
así es ella.

Es de esas mujeres
que no les importa mojarse con la lluvia,
así tenga una cita al rato;
"que le guste tal y como soy"
-me respondió una vez-
porque así era ella.

La veía tan segura,
tan fuerte,
tan "a mi no me andes jodiendo con tus estupideces";
hasta que me confesó un día,
que ya no sabía cómo quererse.

Me habría gustado decirle que yo podría enseñarle.

Y no lo sé;
le han hecho tanto daño ya,
que parece imposible 
que llegue alguien capaz de tocarla.

Pero es que no me saco de la cabeza
su risa,
su voz;
tan estruendosa;
su manera de cuidar
a cualquiera que pase por sus manos.

Su forma de leer,
su manera de vestir,
es única,
"todos lo somos,
pero lo tomaré como un halago"
-me dijo una vez-
pero no se da cuenta lo especial que es.

Me habría gustado decirle que yo podría demostrárselo. 

lunes, 13 de marzo de 2017

Just married.


Despertar escuchando Vicente García,
tomando café,
amargo,
como me gusta.

Que tú barras la sala,
mientras yo tiendo las camas,
que me molestes mientras me cepillo los dientes,
que me obligues a ver los partidos del Real Madrid.

Una vez nos dijeron
que a nuestros cortos veinte años
parecíamos una pareja de recién casados,
con la misma inocencia,
felicidad,
con esa cara estúpida de un par de enamorados
en su primera noche conyugal.

Y tal vez sí,
tal vez después de tantos años
sigamos terminando el día en la misma cama,
o tal vez no.

Al pasar el tiempo,
yo despierte a lado de alguien menos guapo,
menos inteligente,
lo bese antes de ir al trabajo,
y le sonríe cuando llegue.

Tú tengas una esposa perfecta,
que sepa hacer quehaceres,
que te dé un par de niños preciosos,
que te espere con la cena después de un día cansado.

Y de vez en vez,
un domingo cualquiera
tomando café,
te acuerdes de mi cara
y me veas haciendo muecas en la cocina.

Yo te pensaré cuando de la nada,
después de tanto tiempo,
en la radio suene "te soñé"
y te imagine en el patio
con tu guitarra y el cabello largo.

Y en la cama,
vea tu rostro mirándome,
como si después de tantísimo tiempo,
volviéramos a ser esos niños
que jugaban a ser mayores
y pensaban que todo se podría hacer realidad.

Tal vez pase el tiempo,
y no estés,
no lo sé.

Nadie me diga que esto no es amor,
que somos muy jóvenes,
para saber de eso,

Que nadie me diga eso,
porque ninguno de ustedes
nos ha visto a la salida de la universidad,
mientras él me deja en mi casa
y yo le ruego que se quede un rato más.

Nadie lo ha visto atendiéndome,
cuando estoy enferma,
o cómo acaricia a mis perros cuando llega
a casa.

No nos han visto haciendo compras,
o los domingos de paseo con sus sobrinas,
o que él vaya a casa simplemente a verme hacer deberes.

Sí,
que cuando uno es joven,
no se cansa de salir,
de beber,
de besar,
de vivir.

Pero yo solo quiero bailar contigo,
bebernos unas cuantas cervezas un viernes de noche,
besar solo tus labios,
vivir siempre a tu lado.

Tal vez nos encontramos muy pronto,
tal vez,
no,
nos hallamos en el momento adecuado,
porque todo es correcto
si estás aquí.

viernes, 3 de marzo de 2017

Copiloto


Que camines a mi lado,
no muy cerca,
no muy lejos.

Vuela conmigo,
no detrás,
no adelante;
a lado,
por si me caigo,
por si te caes.

Sé mi compañero,
mi amigo,
mi confidente.

Yo contigo
quiero viajes,
quiero sueños,
quiero vida,
mucha vida.

No te ofrezco el mando de mi vida,
porque yo no funciono así,
pero por si decides quedarte,
puedes ser el encargado de la música,
en el camino,
puedes guiarme,
puedes corregirme;
pero no esperes a que yo te siga a todos lados.

Mi vida,
es mía;
pero se me antoja compartirla un poquito,
contigo.

Entre todas las personas del mundo
quiero que seas tú
el copiloto
de cada una de mis aventuras.

Sube el volumen de la radio
"she will be loved"
está sonando.

jueves, 2 de marzo de 2017

365 días.


Han sido tres años,
donde te has ido,
donde yo me he marchado;
donde ninguno de los dos
ha sabido cómo quedarse.

Hemos sido fugaces,
no por falta de cariño,
ni de ganas;
sino por abundante miedo.

¿Cómo lo puedes dejar marchar,
si lo quieres tanto? -me decían-
volverá -respondía-
mientras me tragaba una de mis lágrimas
y rogaba que así fuera.

Y regresabas,
siempre lo hacías;
aunque tus estadías cada vez eran más cortas,
menos besos,
menos "te quieros"
menos de ti.

Pero a pesar de todo,
yo no te quería menos,
ni un poco,
ni en ese Diciembre
cuando decidí que no podíamos seguir así,
que yo no podía seguir queriéndote de esa manera,
fui yo la que se marchó,
y tú no tuviste intención alguna de detenerme.

Entonces supe que había hecho lo correcto,
"esto no ha acabado"
solía pensar,
mientras me convencía de no buscarte.

Un año,
un año nos tardamos
para darnos cuenta de la estupidez que estábamos cometiendo,
en mi caso,
no era porque no funcionara con nadie más,
sino porque al final del día,
yo solo quería que acabara contigo.

365 días sin ti,
no recuerdo muy bien como sobreviví,
pero lo hice;
uno siempre termina acostumbrándose,
pero aparecías,
siempre lo hacías;
como esos recuerdos que parecen escabullirse a mitad de la noche,
sin que nadie se de cuenta;
para no tener la oportunidad de ahuyentarlos.

Te envolvías
y te descubría en una canción de Ed Sheeran,
o en alguna final de la Champions,
o en algún capítulo de How I met your mother,
o en algún atardecer en la playa,
o en aquellos domingos de sofá y películas;
y así,
sin que pudiera detenerlo,
estabas.

Un año después,
apareciste en mi lugar favorito,
luciendo esa chaqueta negra,
que tanto me fascina,
estabas ahí,
y yo no podía creerlo.

Mi corazón aún brincaba al verte.

Reconocí tu sonrisa al mirarme,
tus nervios absurdos cuando intentaste agarrar mi mano,
y yo solo sonreí.

Ahora viéndote de reojo,
mientras finjo hacer deberes,
te observo cocinar,
y me entran unas ganas terribles de jactarme
que siempre tengo la razón
y que esta vez,
que suerte que no me equivoqué;
"mira que sí eras para mí"
-te digo-
mientras me estiro para besarte.