martes, 21 de marzo de 2017

Me habría gustado.


Es de esas chicas puntuales,
detesta el irrespeto,
y si llegas tarde,
la escucharas decir todo un discurso acerca
de la consideración del tiempo de los demás.

No se queda callada,
nunca,
siempre tiene una opinión,
con respecto a todo;
habla como una señora de cuarenta,
en sus apenas veinte años.

Le crees,
todo lo que ella dice,
sabe a verdad,
asientes la cabeza,
y haces caso a su consejo;
después de todo,
hace parecer que siempre tiene la razón;
aún después de que me haya confesado,
que no tenía idea de lo que había dicho.

Tanta vida,
así es ella.

Es de esas mujeres
que no les importa mojarse con la lluvia,
así tenga una cita al rato;
"que le guste tal y como soy"
-me respondió una vez-
porque así era ella.

La veía tan segura,
tan fuerte,
tan "a mi no me andes jodiendo con tus estupideces";
hasta que me confesó un día,
que ya no sabía cómo quererse.

Me habría gustado decirle que yo podría enseñarle.

Y no lo sé;
le han hecho tanto daño ya,
que parece imposible 
que llegue alguien capaz de tocarla.

Pero es que no me saco de la cabeza
su risa,
su voz;
tan estruendosa;
su manera de cuidar
a cualquiera que pase por sus manos.

Su forma de leer,
su manera de vestir,
es única,
"todos lo somos,
pero lo tomaré como un halago"
-me dijo una vez-
pero no se da cuenta lo especial que es.

Me habría gustado decirle que yo podría demostrárselo. 

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