viernes, 27 de octubre de 2017

Te hubieras quedado


Te hubieras quedado,
tenía poemas para cada ocasión,
para cada risa,
para cada lágrima,
para cuando no tenga ganas de soportarte,
para cuando no me soporten las ganas.

Lo hubieras hecho,
en serio;
he aprendido a ordenar mi cuarto,
ahora cocino,
y he dejado la cerveza los viernes,
bueno,
eso no.

Te hubieras quedado,
tendrías una antología completa para ti,
la pudieras vender,
sacar unos cuántos dólares,
yo que sé,
presumir con cada visitante de tu cama,
que una loca, deseosa de ser poeta
se moría por ti,
lo hacía;
solo para recalcar.

Te hubieras quedado;
no canto tan mal,
doy conciertos privados,
me sé todas las de Alborán,
tú solo pide.

Te susurraría cualquier estupidez antes de dormir,
calentaría tus pies,
soportaría tus ronquidos,
tus insoportables hábitos al dormir,
yo que sé.

De ser tú;
me habría sujetado fuerte a mí,
a alguien que me quisiera como yo lo hacía.

Te hubieras quedado
hijo de puta,
lo hubieras hecho.

domingo, 22 de octubre de 2017

Blanco y negro.


Somos un desastre,
los dos.

Bailamos en tiempos diferentes,
yo avanzo tres pasos,
tú retrocedes cinco.

Así, siempre.

No nos entendemos jamás,
a veces somos tan diferentes,
y otras tantas tan iguales.

Porque ninguno de los dos
nunca se anima a perder la razón.

Y peleamos,
una y otra y otra vez;
y trato de rendirme,
de convencerme
que no puedo seguir así.

Luego apareces de sorpresa,
afuera de la universidad,
con tu sonrisa de mediodía,
con alguna estupidez tuya.

Y ya,
de repente todo está bien.

Es que me haces tan bien.

Luego te vas,
y yo no contesto el teléfono,
o tú llegas tarde;
y hacemos exactamente lo que no soportamos.

Y volvemos al ciclo de nunca acabar.

De no poder estar contigo,
pero volverme una completa loca al estar sin ti.

Y entonces llega,
un simple mensaje,
un "te quiero"
y ¡qué putada todo esto!
porque no hay nada más perfecto,
nada mejor que tú,
que tú queriéndome.

Voy a intentarte,
hasta que me salgas bien,
hasta que nos salga bien,
hasta que nos hagamos bien.

No me voy a rendir
¿tú?

lunes, 16 de octubre de 2017

Asunto pendiente


Volvías,
y te ibas,
volvías,
y te ibas.

Debí haberte cerrado la puerta en la cara,
para ver si así,
sentías un poco del dolor
que a mí me ahogaba en ese momento.

Volvías,
con la misma sonrisa,
con las mismas manías,
con la misma forma de hacerme tan feliz,
y te ibas,
te aterraba la idea de quedarte;
decías que no lograbas olvidarla.

Y así,
el reloj corría,
las hojas cambiaban de color,
y yo había encontrado otro amor.

No iba a esperarte toda la vida tampoco.

Tú,
saltabas de boca en boca,
cambiaste el ron por el whisky,
dejaste de fumar,
y creo que te graduaste,
aún así,
no la dejabas ir.

Yo,
me había enamorado,
me pinté el cabello,
conseguí trabajo,
y había dejado de escribir.

Tú,
con su recuerdo a cuestas,
yo,
pensando que quería a alguien más.

Qué ingenuos.

Qué tercos.

Así,
un día cualquiera,
como si el tiempo no pasara en vano,
reconociste mi risa,
y te decidiste entrar a aquel museo;
te habías dejado la barba,
y llevabas aquella camisa azul que te regalé alguna vez,
olías a vida,
a tanta vida.

Me invitaste a un café,
y se te notaba nervioso,
toda la tarde hablando de trivialidades,
como si fuéramos un par de amigos,
que habían dejado de contactarse,
extraño,
muy extraño;
después de todo lo que vivimos.

Al dejarme en casa,
susurraste que teníamos algo pendiente.

Y así era.

Quién diría que estaría escribiendo esto,
mientras te veo cocinar,
escuchando rock en español,
tomando cerveza un domingo.

Qué ironía pensar en todo lo que tuvimos que pasar,
hasta llegar aquí,
gracias al cielo que pasó,
que nos costó,
ahora no te suelto,
así que te aguantas,
y me aguantas.

Por cierto,
te quiero.

jueves, 12 de octubre de 2017

No soy yo, eres tú.


No soy yo,
ni mis risas mañaneras,
ni mi gusto al café,
ni mi costumbre de madrugar;
eres tú,
tu sonrisa,
tu luz,
que alimenta más que cualquier desayuno.

No soy yo,
ni mi vicio a leer,
es el roce de mis manos
recorriéndote,
se siente exactamente igual
que pasar página a página,
con la ilusión de encontrar otros mundos,
así,
a través de tu cintura.

No soy yo,
ni mi amor a la música,
es tu voz,
que se me antoja a coros de Drexler,
canciones de Morrison,
y a todas esas letras que antes de ti,
no tenían sentido alguno.

Eres tú,
y tu gusto por el whisky.

Eres tú,
y tu olor a tabaco,
tu adicción a viajar,
y repudiar la tecnología.

Eres tú,
tan viernes de noche.

Eres tú,
y tu gusto por el chocolate,
tu ilusión de conocer Roma,
y de ver un partido en Madrid.

No soy yo,
eres tú,
definitivamente eras tú,
sólo tú;
¡y qué suerte!




domingo, 1 de octubre de 2017

Si tan solo miraras.


Si tan solo miraras,
miraras cómo te veo cuando ríes,
cuando llegas,
cuando te vas,
cuando susurras "que nos veremos más tarde"

Si miraras
mi manera de buscar tus ojos en el tumulto,
donde sea,
con quien sea,
en la mirada de otra gente,
estás,
siempre.

Si tan solo miraras cómo mis dedos
se mueven en el teclado
cuando intento hablar de ti,
cuando busco cientos versos que definan
tu manera peculiar de caminar.

Si miraras
que ni siquiera me percato en la mirada de alguien más
ni en la sonrisa de nadie,
y que detesto la forma que alguien dice mi nombre,
sino lo haces tú.

Si tan solo miraras,
me miraras.

Si miraras mis manos,
capaces de sostener el mundo,
el tuyo,
para que así,
no tengas excusa alguna de huir.

Si tan solo miraras,
que te observo,
que te anhelo,
te juro,
que no te daría ganas
de mirar en otra dirección.