jueves, 12 de octubre de 2017

No soy yo, eres tú.


No soy yo,
ni mis risas mañaneras,
ni mi gusto al café,
ni mi costumbre de madrugar;
eres tú,
tu sonrisa,
tu luz,
que alimenta más que cualquier desayuno.

No soy yo,
ni mi vicio a leer,
es el roce de mis manos
recorriéndote,
se siente exactamente igual
que pasar página a página,
con la ilusión de encontrar otros mundos,
así,
a través de tu cintura.

No soy yo,
ni mi amor a la música,
es tu voz,
que se me antoja a coros de Drexler,
canciones de Morrison,
y a todas esas letras que antes de ti,
no tenían sentido alguno.

Eres tú,
y tu gusto por el whisky.

Eres tú,
y tu olor a tabaco,
tu adicción a viajar,
y repudiar la tecnología.

Eres tú,
tan viernes de noche.

Eres tú,
y tu gusto por el chocolate,
tu ilusión de conocer Roma,
y de ver un partido en Madrid.

No soy yo,
eres tú,
definitivamente eras tú,
sólo tú;
¡y qué suerte!




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