viernes, 26 de enero de 2018

Recompuesta.


Estaba rota,
lo estaba;
tenía mi corazón hecho pedazos,
y con miedo de cortarme y volver a sangrar,
los escondí debajo de la cama.

La soledad era mi mejor compañía,
me había convencido de que así era,
la puse bonita,
le invité un par de tragos,
y se quedó.

Entre tantos amores fugaces,
besos sin sabores,
abrazos sin sentido,
y siempre regresar sola a casa.

Pensé que el amor,
solo sería un mal recuerdo del pasado,
aquel que te deja infinitas lágrimas,
insomnio,
y esas putas ganas de beber cada día.

Y a mí en esos días se me antojaba andar sobria.

Qué equivocada estaba.

Si hay cosas que funcionan mejor cuando se rompen,
y alguien las repara,
como si ponerle piezas extras a algo que anteriormente se descompuso,
lo hace más fuerte,
más estable.

Como si reconstruirme desde las cenizas,
lograra crear una nueva versión de mí;
una mejor.

Porque hay cosas que aunque me duelan admitir,
porque van en contra de mis principios,
y mi idea de libertad,
se hacen mejor de a dos.

Y tú me enseñaste que eso es equipo suficiente,
para ir a la guerra,
y ganar.

Porque barriste mi habitación y sostuviste cada pieza en tu mano,
sin miedo a lastimarte,
las puliste,
les diste forma;
para que cada una volviera a ocupar su espacio,
les diste vida,
y a mí;
me la devolviste.



martes, 23 de enero de 2018

Vuelve.


¿Y si vuelves?

Digo ¿no?,
no tenemos nada que perder,
o eso creo yo;
¿lo crees igual?

Vuelve,
que el baúl de los recuerdos
se ha vuelto abrir,
y se les ha dado por ponerse a bailar,
me pisan los pies,
y me duele,
duele mucho.

Vuelve,
que mis versos solo hablan de ti,
solo de ti,
se vuelven analfabetos sin mi a tu lado,
los muy estúpidos.

Vuelve,
me niego a pensar,
que una historia como la nuestra,
no se haya escrito.

Porque somos los protagonistas perfectos,
un cuento ideal,
y este desenlace parece ser sacado
de una serie de quinta
rechazada por sus pocos espectadores.

Vuelve, que la audiencia
está triste,
y yo también

domingo, 21 de enero de 2018

Desde que estás.


Me encanta ver a las personas sonreír,
es mi pasatiempo favorito.

Soy amante de las risas escandalosas,
contagiosas,
de esas que reconoces a un kilómetro de distancia
y no puedes evitar sentir un poco de alegría también.

Siempre me ha gustado más la felicidad ajena,
que la propia,
porque así soy de extraña.

¿Qué le vamos hacer?

Bueno, en fin;
siempre soy de darle vuelta a todo,
de decir más de lo que debería,
y a la final no llegar a un punto exacto,
en donde digo lo que realmente te interesa.

¿Te he dicho que tu sonrisa es la cosa más bella que he visto en la vida?

¿No? ¿Seguro?
Pues ándate enterando,
porque lo es.

Perdón, por no siempre responder a tus preguntas,
o que te de la impresión de que nunca atiendo a tus historias,
pero es que esa sonrisa que cargas
tiene como poder hipnótico,
a mi me deja en estado de inconsciencia.

Y no sé que me gusta más de ti,
esa maldita alegría que desprendes con solo tocar mi puerta,
o el hecho de que cuando llegaste,
a mi solo me provoca ser feliz,
como si la vida me empezara a contar los mejores chistes del mundo,
y yo no puedo parar de reír,
como si fuera niña chiquita a la cual estuvieran haciendo cosquillas
de manera interminable.

Así, desde que estás.

En tu felicidad, veo reflejada parte de la mía,
y quiero que estés tranquilo,
porque tampoco es que mi respiración dependa de la tuya,
tú sabes bien,
que siempre he tenido  aire de independencia,
y eso, no ha cambiado.

Pero es que cuando tú sonríes,
no puedo evitar hacerlo yo también,
vamos,
que la gente debe estar loca,
por no reírse cuando tú lo haces.

O la loca soy yo,
que te quiero tanto,
que ando pensando que todo el mundo
debería pararse un rato,
y hacer cualquier cosa con tal de verte feliz.

Porque de todas las personas que existen,
no se me ocurre otra,
que se merezca más que tú.

Y así va la cosa.

Escribiendo esto,
puedo decir abiertamente que estoy completamente jodida.
¿y sabes qué es lo peor de todo?
es que no me importa en lo absoluto.

Mira tú,
que me has arrancado millones de sonrisas,
solo con el hecho de pensarte.

Mírate como yo lo hago, cariño;
quiérete tanto como te quiero yo,
que si de mi depende,
a ti,
nunca,
te faltara nada.



miércoles, 17 de enero de 2018

Abrazos


¿Les han dado abrazos que de repente les nubla la mente?
que es como si todo el ruido del exterior de repente se apagara,
y sonara tu canción favorita de fondo,
como si el aroma de su cuello
te recordara a ti, de niña,
corriendo sin preocupaciones
por el patio de tu casa,
como si en esos pocos segundos pareciera que todo irá bien.

Esos abrazos que parecen romperte en mil pedazos,
para de repente reconstruirte toda,
de nuevo,
de una manera mejor.

Esos brazos que tranquilamente puedes llamar casa,
y quedarte a vivir ahí
cientos de años,
porque no sientes necesidad de irte a otro sitio,
porque ahí,
a su lado,
lo tienes absolutamente todo.

Esos abrazos que te dan calor,
en medio de este invierno de mierda,
que se convierten en hoguera,
en tranquilidad,
en paz,
en tanta paz.

Esos abrazos que te hacen escuchar su corazón,
para darte cuenta que anda al ritmo del tuyo,
que los dos están sincronizados,
y que por un rato,
por al menos un minuto;
alguien más,
está sintiendo lo que tú.

Yo una vez abracé a alguien así,
y papá dice que puedo volver cada que quiera uno.

domingo, 14 de enero de 2018

Me preguntaba


Me pregunto qué haces los domingos en la tarde,
si sigues sufriendo resacas fatales,
si aún te cuesta madrugar,
si por fin empezaste hacer ejercicios,
y si ya pagaste la multa que te pusieron en abril.

Me pregunto si retomaste el libro que reposaba en tu cómoda,
si dejaste de fumar como me prometiste aquella noche,
si ya te acabaste esa serie que tenías pendiente.

Me pregunto si miras la luna cada vez que yo la observo,
y si en esos sesenta segundos,
sientes,
de repente,
que no estamos separados.

Me pregunto si de vez en vez, aún me recuerdas;
si suena Alborán y no puedes dejar de pensar en mi,
si echas de menos mis versos,
mi sonrisa,
o alguna tontería mía.

Me pregunto también,
si a ella también le abres la puerta del carro,
si se ríen como dos niños mientras vas manejando,
si la llamas ebrio para decirle que la quieres,
si a ella le brillan los ojos cuando habla de algo que le gusta.

Me pregunto si eres feliz,
¿lo eres?

Lo siento, por ser tan curiosa,
aún me cuesta entender que ya no formas parte de mi vida,
y que esas cosas no deberían interesarme más,
pero ¿qué le vamos hacer?

Te extraño,
por si te lo preguntabas.

lunes, 8 de enero de 2018

Invierno


Quisiera dejar de decir
que ya no sé como querer,
quisiera dejar de negarlo
cuando me preguntan
si te echo de menos.

Quisiera dejar de buscarte en otros ojos,
en otras bocas,
en otras manos,
solo me recuerda que ninguno me mira como tú,
ni me besan como tú,
ni nadie jamás me tocará como tú.

Que no son tú.

Y qué mierda.

Si pudiera,
hasta dejaría de escribir,
porque las palabras
solo se han vuelto en una excusa más,
para recordarte.

Quisiera dejar de pensar en tu sonrisa
cuando hablo de mi lugar favorito en el mundo,
de tus llamadas ebrio,
de esas risas infantiles,
que solíamos brindarnos,
como si escondiéramos un secreto,
y lo hacíamos.

Extraño que encuentres sentido
a cada tontería mía
que me dijeras
que estaba loca:
cuando te gritaba que era imposible
que me quisieras más.

Quisiera que toda la poesía del mundo
se callara por un momento,
todo,
absolutamente todo me lleva a ti,
y a esas estupideces que solía susurrarte al oído.

Extraño que siempre supieras responder
a mis preguntas,
que espantaras al miedo,
y que derrotaras a todos mis fantasmas.

Me culpo
y te culpo,
y culpo al mundo;
de que hoy no estés conmigo,
de que ya no haya cervezas los viernes por la noche,
ni café en las mañanas,
ni felicidad los días lunes.

Hoy solo espero,
que un día preguntes por mi:
y te sepan decir que soy feliz,
que los vestidos ahora me sientan de maravilla,
y que me veo guapísima.

Y después de algún tiempo
confesarte que tengo de colección
los escritos que alguna vez hice para ti,
que cada parte de tu cuerpo
tiene un verso de mi autoría.

Que el que perdió aquí,
cariño,
fuiste tú.

Que hoy se te va la loca que
encontrabas despierta a cualquier hora,
capaz de hacerte reír,
así ella se esté partiendo de las ganas de llorar.

Que se acabaron los versos,
y las canciones de Alborán,
los planes de huir a Brasil,
y todas las lunas llenas
hoy,
apagaron su luz.

No me busques,
no me vas a encontrar.

lunes, 1 de enero de 2018

Te estoy olvidando.


Soy experta en olvidar,
lo soy.

De existir un premio,
podría haber sido varias veces
ganadora.

Creo que estoy tan acostumbrada
a que las cosas terminen en desastre,
que sé perfectamente qué hacer
después de romperme un poco.

Coserme,
y ya,
problema resuelto.

No sé si esté bien
que esté tan de acuerdo
a que todo acabe mal.

Pero soy experta en olvidar,
y eso,
supongo que es algo bueno.

No sé.

El problema radica cuando las cosas
empiezan a salirme un poco de las manos,
y contigo
no se cómo empezar.

No sé ni siquiera,
si deseo olvidarte de verdad,
no porque te quiera a mi lado,
o porque me sigas haciendo tanto bien,
porque no.

Tal vez sea solo un simple capricho,
eso de no querer hacerlo,
porque no me da la gana,
ya sabes cómo soy.

Estoy leyendo un montón,
escribiendo mucho,
y bebiendo más de lo normal,
quedarme quieta
sintiendo el dolor,
no es cosa mía.

Solo trato de ignorarlo un poco,
fingiendo que no duele tanto
como lo siente todo mi cuerpo,
que mi mente escarbe recuerdos más felices,
cosas así,
tiene sentido.

Bueno, la cosa
es que no me va a doler para toda la vida
y eso también lo sé,
que no te voy a querer toda la vida,
y eso sí que es muy triste,
porque planeaba hacerlo.

La cuestión es que te estoy olvidando,
juro cariño
que yo no quería hacerlo,
pero no puedo esperarte más.

Estoy cansada,
no triste,
ni furiosa,
agotada.

Creo que todo mi organismo
se aburrió de quererte,
y se niega hacerlo más.

Hay luna llena afuera,
¿la sales a ver?
te está diciendo adiós,
me la saludas ¿si?

Amor,
prometo que esto no ha sido decisión mía,
pero mi corazón se ha declarado en huelga,
se niega a escucharme,
él ha tomado las riendas de todo esto,
y ha decidido rechazarte.

Lo siento.

Te estoy olvidando.