Me encanta ver a las personas sonreír,
es mi pasatiempo favorito.
Soy amante de las risas escandalosas,
contagiosas,
de esas que reconoces a un kilómetro de distancia
y no puedes evitar sentir un poco de alegría también.
Siempre me ha gustado más la felicidad ajena,
que la propia,
porque así soy de extraña.
¿Qué le vamos hacer?
Bueno, en fin;
siempre soy de darle vuelta a todo,
de decir más de lo que debería,
y a la final no llegar a un punto exacto,
en donde digo lo que realmente te interesa.
¿Te he dicho que tu sonrisa es la cosa más bella que he visto en la vida?
¿No? ¿Seguro?
Pues ándate enterando,
porque lo es.
Perdón, por no siempre responder a tus preguntas,
o que te de la impresión de que nunca atiendo a tus historias,
pero es que esa sonrisa que cargas
tiene como poder hipnótico,
a mi me deja en estado de inconsciencia.
Y no sé que me gusta más de ti,
esa maldita alegría que desprendes con solo tocar mi puerta,
o el hecho de que cuando llegaste,
a mi solo me provoca ser feliz,
como si la vida me empezara a contar los mejores chistes del mundo,
y yo no puedo parar de reír,
como si fuera niña chiquita a la cual estuvieran haciendo cosquillas
de manera interminable.
Así, desde que estás.
En tu felicidad, veo reflejada parte de la mía,
y quiero que estés tranquilo,
porque tampoco es que mi respiración dependa de la tuya,
tú sabes bien,
que siempre he tenido aire de independencia,
y eso, no ha cambiado.
Pero es que cuando tú sonríes,
no puedo evitar hacerlo yo también,
vamos,
que la gente debe estar loca,
por no reírse cuando tú lo haces.
O la loca soy yo,
que te quiero tanto,
que ando pensando que todo el mundo
debería pararse un rato,
y hacer cualquier cosa con tal de verte feliz.
Porque de todas las personas que existen,
no se me ocurre otra,
que se merezca más que tú.
Y así va la cosa.
Escribiendo esto,
puedo decir abiertamente que estoy completamente jodida.
¿y sabes qué es lo peor de todo?
es que no me importa en lo absoluto.
Mira tú,
que me has arrancado millones de sonrisas,
solo con el hecho de pensarte.
Mírate como yo lo hago, cariño;
quiérete tanto como te quiero yo,
que si de mi depende,
a ti,
nunca,
te faltara nada.
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