domingo, 19 de enero de 2020

Una historia con un final feliz.


Creo que siempre escribo de cosas tristes,
que leo historias nostálgicas,
que las películas que me hacen llorar,
son mis favoritas

Amores vanos,
despedidas imprevistas
de aquel 2014 que me tuvo de rodillas
360 días consecutivos.

Siempre escribo historias que me dejaron
completamente rota,
de personas que no tuvieron el valor de decirme adiós,
de caídas que me dejaron 101 cicatrices.

Pero ya va siendo hora.

Hora de contar sobre los días de sol,
en los que me río hasta que me duele el estómago,
de cuando me veo al espejo,
y me siento preciosa.

De cuando mamá acaricia mi cabello,
y todo parece estar mejor,
de cuando compré mi poemario número 30,
y agradecí a la vida
de haberme puesto en frente a mi gran amor.

De que las cosas parecen tener sentido de nuevo,
que aunque aún no pueda creer que me esté haciendo adulta,
la vida de vez en vez me permite sentirme una niña.

Escribir acerca de la forma en la que me mira,
de la manera en la que ríe,
que cuando él despierta,
siento que mi mundo se enciende con él.

Escribir de él.

Y eso sí que me llevaría unos tres libros.

Que él no vino a salvarme,
pero sí a contemplar cómo yo solita me levanto.

Escribir de él.

Toda una vida.

domingo, 5 de enero de 2020

Mucho gusto.


Hola,
me presento,
soy Alejandra,
tu nieta.

Tengo 23 años,
universitaria,
sin muchos talentos,
pero me gusta leer,
como a ti
¿recuerdas?

Me gusta respirar aire fresco,
fotografiar paisajes,
ir a montañas,
como a ti
¿te acuerdas?

Amo la música,
en casa siempre suena a todo volumen alguna canción,
me gusta el sonido de los violines,
y del piano,
como a ti
¿recuerdas?

Colecciono centenares de libros,
y tengo un librero precioso,
y a lado de mi cómoda siempre hay uno
que espera ser abierto,
como tú solías hacerlo
¿te acuerdas?

Adoro a Isabel Allende,
aún conservo la saga de la "Ciudad de las bestias"
la que leímos juntos
¿recuerdas?

Sé que no sabes quien soy,
que no tienes ningún recuerdo conmigo,
que se te hace imposible recordarme de niña luchando con mis patines,
que se han borrado de tu memoria las carpas armadas,
las lunas estrelladas,
las noches de risas
y travesuras.

Sé que no debes tener idea,
que por ti,
soy un poquito fuerte,
que si ahora pienso que soy capaz de comerme el mundo,
es porque un día trabajaste incansablemente para que me lo creyera.

Sé que no sabes nada de mí,
pero yo te recuerdo tanto,
y en muchísimas cosas estás tú,
sobretodo en las más bonitas.

Aún disfruto mucho verte reír,
porque es de las pocas cosas
en las que aún puedo verte siendo tú,
y espero que lo sigas haciendo como mínimo
unos cien años más.

Abuelito,
me presento,
soy tu nieta,
la del medio,
la que nunca le gustó los deportes,
por eso tú me hablabas de libros,
odiaba ensuciarme,
así que tú me contabas historias,
la niña que tenía miedo a absolutamente a todo,
ahora lucha sus guerras sola,
todo por ti.

Ojalá devolverte los recuerdos,
pero podemos hacer unos nuevos,
ojalá tener la oportunidad de hacerlo.

jueves, 2 de enero de 2020

Limpieza de fin de año.


Hoy hicimos limpieza de fin de año en la empresa,
sacamos papeles,
archivamos cuentas incobrables,
trámites pendientes que no se pudieron concluir,
todo en cajas,
todo lo resumido en un año,
guardado en una bodega.

Y yo pensaba:
ojalá poder hacer eso,
guardar lo nuestro en cajas,
sin necesidad de abrirlas de nuevo,
que estén ahí,
sin hacer daño a nadie.

Sin hacerme daño a mí.

Cuando te fuiste,
te fuiste en serio,
guardé todos los poemas,
todas las lunas,
todas las sonrisas en una maleta,
en una maleta que no me atrevía abrir.

Cuando pasó el tiempo,
cuando me creí curada,
la desarmé con cuidado,
con cautela,
por si aún cortaba.

Y creí que no,
que era un capítulo cerrado,
un libro aburrido,
dos protagonistas que no se querían más.

Hoy,
eso,
se me antoja un error.

Esa maleta jamás debió abrirse.

Debió quedar ahí,
en un rincón,
llenándose de polvo,
haciéndose vieja.

De ser así no me estuviera doliendo,
como me duele ahora.

Ojalá poder volver a ser dos desconocidos,
a que yo supiera tu nombre,
tú el mío,
y nada más.

Ojalá volver a aquella noche de viernes,
y no salir nunca.

Ojalá dolieras un poquito menos.

Si me preguntas si me arrepiento de nuestra historia,
justamente ahora,
te diría que sí,
pero sobretodo la parte del adiós.

Ojalá poder decirte adiós de otra forma

Ojalá entendieras que te adoré,
que te quise,
como esas niñas que encuentran su primer amor
en un actor de cine,
y ven su película mil veces,
y se aprenden sus diálogos,
y no se cansan de verlo jamás.

Ojalá entendieras que lo nuestro,
no me dio otra opción.

Que te necesitaba,
más allá de una llamada,
de un video,
yo necesitaba que sostuvieras mi mano
y me dijeras que todo iba a estar bien.

Que preferí romperme cientos de veces,
antes que romperte a ti.

Y eso es lo único que aprendí,
de lo mucho que te amé.

Y de eso no va el amor.

Mis amigas me han dicho que "cierre ciclos"
que horrible que suena eso,
como aquello que se cierra
no sea posible abrir,
yo no puedo dejar una puerta entreabierta,
entre nosotros,
porque vamos
que mediocre sería para esta historia.

Yo necesito enjaular, echar con llave,
quemar cualquier resto de tu mirada,
para ver si así,
consigues salir de mí.

En fin,
que me han dicho que me corte el cabello,
que me lo pinte,
que te mande un mensaje en donde te vas directito a la mierda,
y una vez más,
me ha parecido mediocre.

Por eso,
lo he hecho a mi manera,
escribiéndote esta absurda,
estúpida,
idiota
"carta de amor".

La última.

Terminar como todo empezó,
tú,
siendo mi inspiración.

No me voy a desesperar,
porque ya lo he hecho,
y mira como todo acabó.

Tranquila,
pasito a pasito,
que el tiempo lo cura todo.

O eso quiero creer.

miércoles, 1 de enero de 2020

Cosas por decirte.


He aprendido a planchar,
ahora procuro desayunar,
tengo una rutina inquebrantable
de dormir ocho horas,
madrugo,
ya no me desvelo.

Leo un montón,
veo series,
tomo cerveza cada viernes.

Y sigo amando a Drexler,
Vicente García,
y Alborán.

Tengo este año para graduarme,
y estoy muerta de miedo.

Quiero ir a Nueva York en octubre,
y aprender francés.

Quiero decirte que ya no te odio,
que probablemente jamás lo hice en realidad,
pero que cuando te falla alguien que jamás creías que lo haría,
duele,
y duele un montón.

Pero eso es otra historia.

Algún día te la contaré.

Que espero que algún día lo entiendas,
que sí te puedes ir de alguien queriéndolo con todo el alma,
que cuando te toque crecer de golpe,
te encuentres haciéndote mayor,
tengas alguien que sostenga tu mano,
y no te sientas tan solo como alguna vez yo me sentí.

Que no sientas jamás que la vida te pesa,
que yo me quedé con dolor de cuerpo por querer sostenerla tantas veces.

Me gustaría contarte tantas cosas,
pero aún tengo la estúpida esperanza que la vida nos regalará horas
para decírtelas mirándote a los ojos.

Que espero que algún día lo entiendas,
lo entiendas todo.