He aprendido a planchar,
ahora procuro desayunar,
tengo una rutina inquebrantable
de dormir ocho horas,
madrugo,
ya no me desvelo.
Leo un montón,
veo series,
tomo cerveza cada viernes.
Y sigo amando a Drexler,
Vicente García,
y Alborán.
Tengo este año para graduarme,
y estoy muerta de miedo.
Quiero ir a Nueva York en octubre,
y aprender francés.
Quiero decirte que ya no te odio,
que probablemente jamás lo hice en realidad,
pero que cuando te falla alguien que jamás creías que lo haría,
duele,
y duele un montón.
Pero eso es otra historia.
Algún día te la contaré.
Que espero que algún día lo entiendas,
que sí te puedes ir de alguien queriéndolo con todo el alma,
que cuando te toque crecer de golpe,
te encuentres haciéndote mayor,
tengas alguien que sostenga tu mano,
y no te sientas tan solo como alguna vez yo me sentí.
Que no sientas jamás que la vida te pesa,
que yo me quedé con dolor de cuerpo por querer sostenerla tantas veces.
Me gustaría contarte tantas cosas,
pero aún tengo la estúpida esperanza que la vida nos regalará horas
para decírtelas mirándote a los ojos.
Que espero que algún día lo entiendas,
lo entiendas todo.
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