Estaba rota,
todas mis piezas estaban esparcidas en la habitación,
y no había tenido el coraje de empezar a unirlas,
a juntarme y sanarme.
Entonces,
te conocí,
peor que yo,
más roto,
más desconfiado,
no creías en el amor,
un padre que se fue,
una familia disfuncional,
pocas oportunidades,
y aún así,
lo conseguiste,
por tu cuenta.
Amante al whisky,
al cigarrillo,
adicto al trabajo,
maestría,
doctorado,
con solo veintiocho.
De amores de viernes.
Si no te conociera lo suficiente,
hubiera pensado que eres un partidazo,
pero no lo eras,
ni un poco.
Eras el típico hombre del cual huía,
no era tan incrédula,
para apostar por alguien como tú,
pero yo estaba herida,
ya no buscaba, ni esperaba nada
¿que puede salir mal?
-pensé-
Te dije que a mi no me gustaban las historias de amor,
y ¿quién dice que esto es una de esas mentiras?
-respondiste-
Y nos reíamos,
un montón,
y gritábamos,
y nos besábamos en la sala,
y bailábamos Ed Sheeran.
y compartíamos copa de vino,
música y carretera.
"Esto no es amor"
-me repetía-
pero agarrabas mi mano,
me susurrabas "and she will be loved" al oído,
y solo podía pensar:
si esto no es amor,
tal vez se le parezca mucho.
Un año después,
entre bailes y rutina,
entre el trabajo,
y un montón de planes,
y viajes,
y conciertos;
te lo dije:
¿qué es esto?
resoplaste:
y pusiste esa cara de decepción que tanto te cuesta ocultar;
y respondiste:
no lo sé,
no tengo ni puta idea,
pero no quiero que esto acabe,
se eso;
pero no puedo ofrecerte nada más,
lo sabías,
desde un principio te lo dije.
Ante tu respuesta,
entendí que no tenía sentido seguir caminando en tu dirección,
cuando tú ibas en sentido contrario,
no podía,
no otra vez.
Empaqué y me fui,
no dijiste nada,
ni yo,
Entonces lo supe,
no ibas a detenerme.
Pasaron exactamente 80 días;
nos encontramos en aquel bar de siempre,
celebraba mi ascenso,
y tú tenías una cita,
me saludaste con la cabeza,
y el camarero me ofreció una servilleta,
con un "felicidades" mal escrito.
Eres un cobarde,
pensé.
Ella se reía,
un montón,
pero no la mirabas como solías observarme,
y eso me alivio un poco.
No pude seguir observándolos,
tomé un vaso de ron;
y entre copas y copas,
y música,
y risas,
distinguí que sonaba el:
"beauty queen of only eighteen"
y tú la habías pedido,
y la cantabas y me mirabas.
Nos pediste una copa de vino,
y salimos de ese lugar aquella noche helada de viernes,
"no te prometo nada,
va a ser difícil porque no tengo idea cómo hacer esto,
pero lo quiero,
te quiero,
y nos quiero juntos"
Hoy,
es un año de eso,
y no fue fácil, ni un día;
¿cómo convences a alguien que lleva todo su vida perdiendo,
que esta vez le tocaba ganar?
era nuestro turno,
nos tocaba,
ser felices
¿no crees?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario