Me quiso mucho,
muchísimo,
pero no lo hizo bien.
No lo hicimos bien.
Me repetía eso, en un contexto romántico;
como una excusa para justificar todo lo que hiciste,
lo que hicimos.
E imaginar que algún día vuelvas,
y lo haces bien,
y me quieres bien.
Ayer, en esas conversaciones de carro y risas,
de música,
y en medio de tanta mierda,
sentirnos un poquito libres.
Repetí lo que había tenido tanto tiempo como mantra:
es que me quiso,
me quiso mucho,
y no creo que encuentre alguien que lo haga de esa forma.
Entonces ¿por qué no funcionó?
-me preguntó-
Porque no me quiso bien,
no nos quisimos bien;
creo que nos queríamos tanto que un día
no pudimos sostenerlo con las manos,
y se fue.
Pues, yo creo que no te quiso;
entonces
-me respondió-
creo que solo hay una forma de querer,
y querer de verdad,
y es hacerlo bien,
lo demás es pura excusa para perdonar falsos amores,
además
¿por qué tener tanto cariño en las manos?
al amor hay que dejarlo volar,
y ver cómo éste se posa en tu hombro.
Esa conversación sigue bailando en mi cabeza,
como respuesta a tantas preguntas,
que después de tanto tiempo
sigo empeñándome en hacer.
Y la verdad,
ya no sé si me quisiste mal
o bien,
o simplemente nunca lo hiciste.
Pero ahora sé una cosa,
que ya ni siquiera me interesa.
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