miércoles, 20 de octubre de 2021

Conversando con mi tristeza.



Han sido días largos,
negros, 
de niña siempre creí que la tristeza era algo ruidoso,
que entraba en cualquier cuarto  y era imposible quitarle los ojos encima,
que llamaba tanto la atención que era evidente que estaba ahí,
acorralándote,
durmiendo contigo.

Entonces llegó,
un día,
entró por la ventana como un susurro,
como si fuera polvo que escapa de un viento suavecito,
y empezó a colgarse,
como una molestia pequeñita,
nunca le hice caso,
siempre se disfrazaba de "estrés"
"inconformismo",
luego cuando fue mas evidente
lo quise hablar con alguien
y respondió:
"deberías ser más agradecida,
lo tienes todo"
"esfuérzate más"
como si levantarme todos los días no significara un verdadero triunfo
cuando ella aparece.

Y pesa todo,
y empiezas a inventar excusas,
no te apetece estar con nadie,
se te hace imposible mantener relaciones de cualquier tipo
porque todo parece muy complicado,
si no puedes contigo.

Entonces comes,
un montón,
o no lo haces,
y te la pasas ocupada,
con muchas tareas,
sin poder ni siquiera respirar,
o no puedes salir de la cama,
y duermes,
todo el tiempo,
o no lo haces.

Porque así es ella,
le gusta los extremos,
jugar con fuego,
pararse en el barandal de los precipicios,
y a veces me sonríe porque estos días me lleva ventaja y yo no tengo ganas de discutir con ella.

Se que las cosas no se arreglarán hoy,
estoy segura que tampoco mañana,
tal vez las cosas nunca se reparen del todo,
pero en serio quiero creer que la vida tiene formas extrañas de funcionar 
y espero,
que más temprano que tarde,
encuentre algo que vuelva a encender mi corazón,
que lo haga sentir calientito,
de nuevo.

Dentro de unos años,
estaré viendo el atardecer más precioso de todos los tiempos,
con una copa de vino en mano,
estaré sosteniendo un best seller mío,
y pensaré: "y me lo pude haber perdido"
y no quiero perdérmelo.

Y espero que tú tampoco,
no te lo pierdas.

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