Nos encontramos un día cualquiera,
sin la menor idea de lo que íbamos a significar en la vida del otro,
y día a día fuimos descubriendo como colarnos y hacer espacio
en nuestra rutina.
sin la menor idea de lo que íbamos a significar en la vida del otro,
y día a día fuimos descubriendo como colarnos y hacer espacio
en nuestra rutina.
No se nos dió,
no por falta de cariño,
ni de ganas,
llegamos muy pronto,
debíamos trabajar más en nosotros,
en nuestros sueños,
en encontrarnos como compañeros más que como salvavidas.
Queríamos cosas distintas,
éramos jóvenes,
inmaduros,
éramos jóvenes,
inmaduros,
creíamos que no había forma de que a esa edad
se pudiera formar un para siempre.
Y mira,
seguimos en un vaivén,
entre ser y no ser,
entre quedarnos y dejarnos ir,
de una vez por todas.
Pero la vida me ha enseñado algo,
algo precioso,
algo que me digo en cada episodio de ansiedad,
en cada mano temblorosa,
en cada crisis de pánico,
y ahora me lo digo siempre:
suelta,
que si algo es,
siempre encontrará la forma de ser.
Y nosotros somos,
ya verás que sí.
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