lunes, 8 de diciembre de 2025

Morfina.

Hay una frase que me gusta mucho que dice: ese día nos salió todo mal y nos entró la risa, y ahora no recuerdo nada de lo que salió mal, solo la risa; y eso define mi vida contigo.
Ya no recuerdo el camino empedrado, las personas incorrectas, los días malos; solo que hoy, tú me estás haciendo reír, muy alto.
El que tú me amaras fue una disculpa de la vida por todas las veces que me dolió el alma, por todas las veces en las que no me sentí suficiente, por todos los días en los que pensé que no lo iba a lograr.
Me encontraste rota, desconfiada, con el corazón destruido y aún así me quisiste.
Me compartiste tu mundo y me hiciste sentir parte.
Pensé que no te encontraría, realmente llegué a pensar que en esta vida no me tocaba; pero llegaste y me besaste, y ese primer beso me dejó blindada, ahora todo lo puedo.
Besarte fue como plantar bandera blanca en plena guerra, el tratado de paz después de tantas batallas, convertimos una casa en un hogar, y ahora duermo plácidamente, yo que siempre padecí de insomnio.
Ya no ando a ciegas.
Qué bueno ha sido encontrarte.
Me enseñaste que uno nunca llega tarde a un amor que es suyo.
Siempre preciso.
Siempre puntual.
No gritas, no juzgas, no odias, no hieres, porque ¿para qué?
Es al que llamaría si tengo un accidente y me quedo varada con el carro en plena autopista y llegas en diez, no, en cinco minutos, eres esa persona que quisieras tener siempre, alguien al que le cuentas tus preocupaciones, que te estás haciendo mayor y no tienes la vida que deseas, que te sientes mal por lo que está pasando al otro lado del mundo, que la derecha está teniendo cada vez más poder y eso te aterra, que te enoja la poca consciencia de clase que suelen tener ciertas personas, y siempre, siempre tienes una palabra de ánimo, me haces sentir esperanza, que entre todo lo malo, hay algo bueno.
Eres ese puntito blanco en medio de una lona negra.
Nunca dueles.
Te doy las gracias, porque la forma en la que me amas, hace que me ame yo también, todos los días, cada día, a cada momento, cambiaste mi vida, cambiándome a mí por completo, desde adentro.
No hay mejor versión de mi misma que aquella que está contigo.
No puedo regresar a ser la que fui antes de ti, y me alegra.
Yo, que siempre había pensado que era demasiado, demasiado intensa, demasiado ansiosa, demasiado nerviosa, demasiado miedosa, demasiado; contigo siempre me sentí suficiente.
Nunca te tuve que convencer que te quedaras y eso es todo lo que se del amor, lo que tú me enseñaste.
Siempre he creído que el amor es tener una conversación pendiente y yo tengo tanto que contarte todos los días.
Después de haber pasado por un episodio de depresión terrible, arrodillada en el suelo le rogué a Dios que lo que venga fuera bueno, y mira, sí que lo fue.


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