Hoy llovió, llovió mucho
y yo no tenía paraguas
ni una de mis sonrisas
para detener este huracán de emociones
que llegó con este invierno anticipado.
Hoy llovió, llovió mucho
y no tuve en quien refugiarme
cuando las gotas arruinaron todo lo que había construido en estos días.
Volvió a lloviznar en mi interior
y yo no tenía idea de qué hacer,
así que me senté a mirar,
me quedé callada hasta que todo pasara.
Pero no ha acabado, el invierno recién inicia.
Y a pesar de eso, he decidido no tirar la toalla
no por optimista o ingenua
porque creo que es una vil mentira;
eso de que es suficiente cinco minutos de felicidad para que todo haya valido la pena
y qué se hace mientras todo parece derrumbarse en esas malditas 23 horas?
Y no sé, no sé qué se hace; pero yo quiero esos cinco minutos
esos cinco minutos de poesía, de música
de escuchar cantar a mi mamá alguna canción de Queen
de esas conversaciones matutinas con mi papá
de ver series con mi hermano
y escuchar "el Alejandra estás loca" de Gabriela;
quiero cada uno de esos minutos.
Y a pesar de esos días en los que la vida parece reírse a mis espaldas
sigo pensando que mientras Alborán siga cantando,
la cerveza nunca se acabe,
y aún recuerde el camino de regreso a casa
el mundo seguirá siendo un lugar bonito.
Y tú deberías pensar igual.
y yo no tenía paraguas
ni una de mis sonrisas
para detener este huracán de emociones
que llegó con este invierno anticipado.
Hoy llovió, llovió mucho
y no tuve en quien refugiarme
cuando las gotas arruinaron todo lo que había construido en estos días.
Volvió a lloviznar en mi interior
y yo no tenía idea de qué hacer,
así que me senté a mirar,
me quedé callada hasta que todo pasara.
Pero no ha acabado, el invierno recién inicia.
Y a pesar de eso, he decidido no tirar la toalla
no por optimista o ingenua
porque creo que es una vil mentira;
eso de que es suficiente cinco minutos de felicidad para que todo haya valido la pena
y qué se hace mientras todo parece derrumbarse en esas malditas 23 horas?
Y no sé, no sé qué se hace; pero yo quiero esos cinco minutos
esos cinco minutos de poesía, de música
de escuchar cantar a mi mamá alguna canción de Queen
de esas conversaciones matutinas con mi papá
de ver series con mi hermano
y escuchar "el Alejandra estás loca" de Gabriela;
quiero cada uno de esos minutos.
Y a pesar de esos días en los que la vida parece reírse a mis espaldas
sigo pensando que mientras Alborán siga cantando,
la cerveza nunca se acabe,
y aún recuerde el camino de regreso a casa
el mundo seguirá siendo un lugar bonito.
Y tú deberías pensar igual.
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