martes, 31 de mayo de 2016

Impuntualidad



La impuntualidad es una verdadera putada,
cuando te das cuenta que a lo que llegaste tarde,
fue a la vida de alguien.

Ver al amor de tu vida,
con el amor de su vida;
y eso a mí siempre me pasa.

Tal vez porque siempre me ha gustado vivir en contra del tiempo,
solía reírme de las manecillas,
y el reloj jamás podía pararme de cualquier cosa que se me ocurriera hacer.

Pero es tarde y el reloj sigue marcando las 11:11,
que fue exactamente el momento en el que el tiempo se detuvo,
porque tu sonrisa lo había congelado,
pero te has ido y el tiempo igual no anda,
sigue sonando She will be loved en la radio,
y tu encendedor aún lo guardo entre mis cosas predilectas,
así yo odiara verte fumar.

Que absurdo parece todo esto,
¿si lo lees?, date cuenta;
nada encaja,
nada rima,
nada de nada,
desde que no estás.

Mira tú, te has llevado mis letras;
las has empacado entre tus cosas,
sólo te pido algo: cuídalas, que las extraño,
y también un poco a ti.

lunes, 30 de mayo de 2016

Recuerdos.


Quién diría que después de tu partida,
las cosas estén exactamente igual.

Sigo sin saber cocinar,
los pancakes del domingo jamás quedan bien,
y detesto desayunar muy temprano,
nunca termino mi taza de café,
y de la pizza jamás me como los bordes.

Todavía no he aprendido a maquillarme,
y lo único que no suele durarme,
es mi corrector de ojeras,
sigo odiando los tacones,
y ya no uso vestidos.

Soy una miope sin remedio,
y aún no me acostumbro a usar mis lentes para todo,
siempre ando distraída,
con la cabeza en las nubes,
pero ya no imagino tu rostro en cada cielo que miro,
y mi almohada ya se ha olvidado hasta de tu nombre.

Ya no sufro de insomnio,
y he aprendido a levantarme temprano,
creo que las rosas blancas siguen siendo las flores más bonitas,
solo porque alguna vez tú me las regalaste,
y sigo teniendo esa idea loca de querer plantar un árbol en el patio de mi casa.

La playa sigue siendo mi lugar favorito,
y de las puestas de sol sigue siendo mi predilecta aquella que vimos juntos.

Tengo la horrible costumbre de cambiar la canción antes que termine,
y Photograph de Ed Sheeran sigue siendo mi himno cada vez que me siento a escribir,
confieso que me he aprendido algunas de Romeo Santos,
y aún no aprendo a bailar salsa.

Canto a todo pulmón las canciones de:
Melendi, Alborán y Suárez;
y estoy segura que un vecino ya se enamoró de mi voz.

Mi celular está lleno de poemas, de apuntes, de paisajes
sigo con la manía de tomar fotos a cualquier cosa que me haga sonreír,
atardeceres, árboles gigantes, nubes en formas de corazones,
parejas enamoradas.

Leo dos o tres libros al mes,
y te juro que ya no le pongo tu nombre al personaje principal,
ya no fantaseo con la idea de que al igual que en las historias,
tu por fin te des cuenta de lo idiota que fuiste.

Los deseos que ahora le pido a cada luna llena,
llevan otro nombre,
una sonrisa más bonita.

Sigo detestando las películas de miedo,
y aún lloro cada vez que miro: "La vida es bella",
y me encanta Logan Lerman en un "Verano en la playa"

Como podrás darte cuenta acá todo sigue intacto,
excepto tú en mi corazón,
el lugar que ocupabas,
lo estoy remodelando,
limpiando,
ha estado muy sucio desde que te fuiste,
te recuerdo sólo a veces,
como quien encuentra algo que ya no está buscando.

domingo, 15 de mayo de 2016

Mi error predilecto.



Que yo siempre he sido de construir muros muy altos,
de alejar a todos,
antes que exista la mínima posibilidad de que alguien pueda herirme.

Nunca he aprendido lo que es quedarse,
ni tampoco sé lo que es agarrar las mismas manos
durante más de ciertas semanas.

No sé querer,
no sé hablar de mis sentimientos,
sino es con un par de cervezas de más,
no sé cómo bajar la guardia,
ni hacer caso omiso a mi orgullo,
cada vez que me dice algo.

Aquí nunca ha habido lugar para el romance,
y mi relación más estable ha sido con las historias
de mis libros favoritos,
yo nunca he sido de admirar una sonrisa,
ni de anhelar tanto unos brazos,
como últimamente deseo los tuyos.

Así que cuéntame,
revela tus trucos,
esos que hacen que a pesar de todo,
yo siempre regrese a tu boca.

Tal vez sea por esa estúpida metáfora,
de siempre querer lo que nos hace daño,
no lo sé.

Vuelvo a ti por esa estúpida idea
de querer tropezar con la misma piedra,
una y otra y otra vez;
y cómo no hacerlo si esta lleva tu sonrisa.

Vuelvo a ti, porque teniendo aquí todo el espacio del mundo,
estoy convencida que solo tú encajas a la perfección.


miércoles, 11 de mayo de 2016

Última copa


Dicen que el tiempo es el mejor remedio,
y a veces creo que no es así;
pero es cierto que el pasar de los días nunca nos deja ilesos,
y eso sí que es verdad.

No diré que estos meses me han hecho olvidarte,
porque tus recuerdos aún bailan
y a veces parecen reírse a mis espaldas.

Pero me he cansado,
el calendario ha marcado el día 120,
y me sorprendí de lo mucho que ha cambiado todo,
de lo diferente que soy ahora.

Que me cansé de mí
haciendo siempre el papel de idiota
de la tonta que regresa siempre a tus brazos,
de la estúpida que siempre cree tus mentiras.

No voy a reprocharte nada
las heridas me las he hecho yo solita,
pero has sido tú quien me ha regalado el arma,
al decirme: "quédate"

Que si vamos a señalar culpables,
yo soy la principal,
por ver en ti algo que nunca fuiste,
que nunca serás.

Despedirme de ti siempre ha sido
como una carta de un suicida con la esperanza de que alguien lo detenga,
porque sabe que una simple palabra hará que suelte el arma.
Como el alcohólico que bebe todos los viernes diciendo:
"este será el último".

Es que tú eres eso,
ese círculo vicioso del cual aún no logro salir.

Ven, cuéntame cómo has estado,
dime si me echas de menos,
si aún te gusta el vino;
he guardado una copa,
una última.

lunes, 2 de mayo de 2016

Había una vez.


Cuenta la leyenda,
que en un lugar muy lejano,
en tierras recónditas,
existía una chica tan rota,
que parecía que la vida la llevaba a cuestas,
que el equipaje que cargaba en los hombros,
quería hacerla caer,
ella no se rendía.

Érase una vez, una chica que era estrella,
o tal vez no;
pero tengo la certeza de que ella brillaba sin la necesidad de ser una.
Y de noche se convertía en cometa,
y yo le pedía deseos.

Qué mentira eso de que: "el tiempo lo cura todo",
el andar de las manecillas del reloj lo único que lograron,
era que sus cicatrices pasaran a ser ojeras,
y que su insomnio le perteneciera a otro imbécil,
ese idiota que no se daba cuenta que hasta sus latidos decían su nombre,
y cuando él no estaba, su voz parecía cantar solo canciones tristes.

Era una chica en ruinas,
calma y tempestad,
Alborán y Melendi juntos,
invierno y primavera,
risa y lágrima,
cura que es peor que la enfermedad.

A veces pienso que la vida ha sido injusta con ella,
que ha llorado más de lo que merece,
y ha reído menos de lo que yo he querido.

Escucho "Una y otra vez" de la voz de Medrano,
y solo puedo pensar que ya va siendo hora,
que un príncipe con los pantalones bien puestos
vaya al mismísimo infierno si es necesario,
a tocarle una canción que le arranque una sonrisa,
una verdadera.

Érase una vez una princesa que ya no quería serlo.

Para una de mis hermanas, tú sabes quién eres.