viernes, 8 de julio de 2016

Perdida.


Se han cerrado las puertas de sopetón,
se ha escapado por la ventana,
con la esperanza de encontrar un rumbo,
acabó más perdida que antes.

Ha corrido sin regresar a ver,
y se ha terminado raspando las rodillas,
se ha tragado sus lágrimas y sigue caminando,
cada kilómetro que recorre consigue causarle dolores de cabeza,
cada señal de "stop" hace que se pregunte si en realidad es esto lo que quiere en su vida,
cada semáforo hace que quiera sentarse a llorar,
y se siente como una niña a la que le esconden sus libros de princesas.

Y todos esos miedos que guardaba escondidos en alguna parte de su cuerpo,
amenazan con salir, sus pies no responden y su dolor últimamente parece tener vida propia,
todos los muros que alguna vez construyó parecen romperse,
está más frágil que nunca.

Tranquila cariño, paso a paso;
vamos despacio porque vamos lejos,
que uno no aprende a ser fuerte de la noche a la madrugada,
pero hay veces que a ella le ha tocado intentar esa mierda.

Se mira al espejo y sólo observa a una niña frágil,
que ha hecho una promesa a los suyos y está a punto de darse por vencida,
que tiene el vicio de echar de menos los abrazos de su madre,
"vas a llegar lejos" retumban las palabras de su padre,
y ¿qué si ella no quiere llegar lejos?
y ¿qué si ella lo único que la mantiene respirando es la esperanza
de ver otro atardecer en la playa? pero eso a nadie le importa.

Pide a gritos un salvavidaa y lo único que ha encontrado es una hoja de papel,
inventa historias con finales felices,
hace creer que es fuerte,
por ahí le contaron que si te mientes constantemente hasta te lo terminas creyendo,
ella aún espera eso.

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