Siempre me ha gustado la sensación de ser turista,
de fotografiar cada insignificancia
con la idea que en ningún lugar encontraré algo como eso,
hacer alguna estupidez con la excusa de:
"total aquí nadie me conoce"
Tal vez esa sea la razón por la cual yo siempre me quedo contigo,
de aferrarme a ese amor intermitente,
el único que tu puedes brindarme.
Sentirme siempre como una extraña
andando por tu boca,
agarrar tus manos con la idea de que pronto
nuestro tiempo habrá acabado.
Y cada día acabo descubriendo algo nuevo:
como que para quedarte dormido necesitas que frote tu cabeza,
que tu color favorito es el azul,
y que detestas vestirte de traje,
que no te gusta hablar de tu familia,
que fumas cada vez que estás ansioso,
y que aunque no puedas hacer que me quede,
una parte de ti,
no quiere que me vaya.
Cariño,
te pido un último favor,
ahora que he decidido cambiar de ruta este verano,
ahora que tus ojos ya no formarán parte de mi itinerario.
Rómpeme el corazón,
restriegame alguna de tus conquistas
en mi cara,
hazme sentir desdichada,
que a ti ya no quiero regresar.
Pero es que haces las cosas tan bien,
mueves los hilos
como si yo fuera una marioneta,
y nuestra relación
tu obra teatral favorita.
Porque mis "ya no más"
nunca funcionan,
porque contigo
mi orgullo
ha organizado su propio funeral,
y las ganas de que te quedes
siempre parecen ser más.
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