No te rías,
por favor,
no lo hagas;
no te das cuenta
que no quiero volver.
No me escribas,
por favor,
no lo hagas,
no ves
que no quiero que vuelvas.
Hagamos de cuenta que somos dos extraños,
todo marcha mejor
cuando ambos fingimos
que entre tú y yo
no hay ni recuerdos.
Hay historias
que nadie se atreve
a poner un punto final,
y nosotros,
nunca tuvimos el valor
de ni siquiera empezar a escribir.
Porque aquí estamos,
poniendo al orgullo
de primero,
pretendiendo que el que gana
es aquel que no da su brazo a torcer.
Porque no sé querer,
y tú no estás dispuesto a enseñarme,
yo necesito a alguien que camine a mi lado,
y tú alguien que vaya cuidando tus espaldas.
Es que no encajamos.
Y tal vez algún día nos arrepintamos,
y nos demos cuenta
que ¡vaya que sí eramos nosotros!
pero no seré yo
quién ceda esta vez.
Y no sé,
ojalá leas esto,
y no me busques;
aunque mueras por hacerlo,
y se te dibuje una sonrisa
y pienses:
"maldita, si que me quería"
y lo hacía,
aún lo hago.
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