muchísimo tiempo,
y es verdad que las cosas han cambiado;
ya no soy la misma.
Crecí, cambié,
adquirí nuevos hábitos,
cree nuevos sueños,
y viví muchas vidas ya,
desde que te fuiste.
Pero hay cosas que no cambian,
y ojalá pudieran ser diferentes,
qué no daría
por no sentir nada
cada que tu rostro vuelve aparecer.
No te alarmes,
no deseo tu regreso,
a veces dudo mucho que te siga queriendo,
pero es que siempre me ha dado la impresión
de que hay algo inconcluso.
O no sé,
yo siempre he sido experta
en ponerle "peros"
a absolutamente todo,
y yo de sentimientos no sé un carajo;
pero contigo se me antojaba aprender.
No es que no ha habido nadie más
desde que no estás,
porque no,
pero,
ese es el maldito problema,
que después de un tiempo,
me doy cuenta que no se parecen a ti,
que no se ríen como tú,
que no piensan como tú,
que lastimosamente,
no son tú.
Y así empieza el juego de nunca acabar.
Es verdad que el tiempo no deja intacto a nadie,
ni a nada,
y que mis días ya no te pertenecían,
ni mis sonrisas,
ni absolutamente nada de mi,
pero mira como mis letras,
siempre terminan regresando a ti.
Qué absurdas, tienen vida propia.
Mira qué mal se me da,
volver hablar de ti,
y créeme que no lo había hecho
desde hace mucho,
pero es que nada parece hacerle justicia
al huracán de emociones
que aun pareces ocasionar.
No importa, paciencia;
que a veces el olvido cuesta más;
pero de que llega, llega;
y a ti,
ya te ha de tocar tu turno.
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