lunes, 11 de septiembre de 2017

Best seller


Tengo tantos,
tantísimos poemas escritos para ti,
uno por cada lágrima que provocaste,
de felicidad,
de tristeza,
no importa ya;
son tuyos.

Si tuviera más coraje,
más talento,
más yo no se qué,
te escribiría un libro,
una antología completa.

Se titularía "Consecuencias de vivir muerta de miedo"
y hablaría de todo lo que nos hicimos,
y de lo que no,
de todos los sueños juntos,
de las conversaciones a las tres de la mañana
mientras nos reíamos ebrios,
y actuábamos como si fuéramos a estar juntos una eternidad y media.

Escribiría de cómo yo misma me rompí el corazón,
por no decir "yo también" a tiempo,
de cómo ahora sé cuánto cuesta una jaba de cerveza,
o una buena botella de vino,
que ya sé diferenciar entre cabernet y merlot,
en la soledad de mi habitación.

Sería un best seller,
las personas se enamorarían de ti,
¿cómo no hacerlo?
maldita sea
¿por qué no hacerlo?
¿por qué no lo hice?
¿por qué no te lo dije?

Yo sería la villana,
la cobarde,
la que no se dejó querer,
porque así fue,
pero tú no insististe;
y ya no sé a quién echarle la culpa.

Culpemos a la poesía,
por no hablarme de ti mucho antes,
a Benedetti por convencerme de esperarte
después de haberte marchado hace tanto tiempo,
a Sabines,
a Neruda y hasta Mistral.

A Vicente García,
a Medrano,
a Pablo Alborán,
a todo el mundo,
porque el mío se paró,
desde que no estás.

Entonces,
tal vez éste sea el epílogo,
la carta de despedida,
la segunda parte que no salió tan bien.

No lo sé.

Hagamos un nuevo trato,
tu solo sonríe para mí,
finge un ratito;
y yo,
yo solo quiero escribir
¿dale?

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