jueves, 28 de mayo de 2020

Independencia, eso dicen.


Alarma a las seis de la mañana,
mensaje de mi jefe,
mucho trabajo.

Cocinar,
pagar deudas,
la tesis,
trabajo
y más trabajo.

Insomnio,
cervezas en la nevera,
cama sola,
noches eternas.

Había creído que siempre iba a necesitar un hombro
que me sostuviera,
alguien que cargara conmigo el mundo
que parecía aplastarme.

Creía que los poemas tenían más sentido
cuando escribía acerca de alguien,
de encuentros fortuitos,
o de aquella vez que solo necesitamos una guitarra
para hacer de mi sala,
todo un concierto.

Creí que siempre es mejor de a dos.

Ahora me encuentro en una casa en donde mi única compañía
es aquella canción que dejaste sonando
la última vez que volviste,
tu carta sin acabar,
y tu olor por el armario.

Tus 101 poemarios,
tu reloj dañado,
y el olor a cigarrillo,

Hoy me ha dado ganas de gritar,
de no pararme de la cama,
y he pensado en ti,
como siempre.

Tu número sigue en marcador rápido,
mi llamada de emergencia,
mi túnel de salida.

Sé que puedo sola,
lo sé,
pero te quiero,
aquí,
conmigo.

martes, 26 de mayo de 2020

Juventud.


Te conocí a los dieciséis,
en época de deberes,
libros,
amigos.

En medio de risas,
de mariposas en el estómago,
de peleas con los padres,
de las primeras borracheras,
y escapadas de viernes.

Te conocí cuando la vida era fácil,
cuando todo iba a mi ritmo,
cuando no sabía a dónde quería ir,
pero eso no me importaba,
porque estabas tú,
sosteniendo mi mano.

Te conocí con uniforme de colegio,
en medio de risas tímidas,
de planes infantiles,
cuando el mundo bailaba en mi ombligo,
y todo parecía caber en la palma de mi mano.

Fue fácil ¿sabes?
enamorarme de ti,
creer que esto duraría para siempre.


Y no fue así.

Un jueves cualquiera,
la vida empezó andar más rápido y yo no alcancé a seguirte,
y tampoco lo intenté la verdad.

Fue extraño ¿sabes?
la forma en la que nos dijimos adiós,
un día nos amábamos como a nadie
y al otro,
de repente,
nos convertíamos en adultos.

En adultos,
que seguían caminos diferentes.

Entonces te veo,
ocho años después.
con otra voz,
usando expresiones nuevas,
riéndote de la manera en la que te recordaba.

Resulta que eres doctor,
amante al rock,
y que fumas media cajetilla diaria.

Entonces te veo,
y soy aquella niña de nuevo,
que disfruta verte reír,
que lee Harry Potter,
y que baila al son de las manecillas del reloj.

Entonces me ves,
y te veo con dieciséis años,
agarrando mi mano,
prometiéndome que llegaríamos así,
a viejos.

*Me gustaría haberte conocido después
-me dices-
no tan jóvenes,
no tan ingenuos.
*Y si hubiera sido así ¿te quedarías?
¿serías el amor de mi vida?
-te digo-
*Sabes que sí,
sería un placer.
-me respondes.

domingo, 17 de mayo de 2020

Me gustas en azul.


Soy adicta al control.

Lo soy.

Siempre tengo una agenda a la mano,
cuatro esferos de colores,
centenares de post its,
alarmas,
horarios precisos.

Tengo miles de planes,
todos con fechas,
con tiempos específicos.

Soy muy intensa con la vida,
siempre le exijo más de lo que puede darme.

Mis sentimientos,
siempre a flor de piel,
no puedo a medias,
nunca.

Cuando me gusta una canción puedo escucharla cien veces
en un día,
y la mañana siguiente detestarla con todo mi ser.

Lloro con libros,
con cartas,
con ver a mi mamá tomando café.

Para mí vivir,
implica sentir,
sentirlo todo,
el amanecer y ver los primeros rayitos de sol,
contemplar la luna por horas,
respirar y que el aire huela a jazmín.

Ver a alguien y que eso te transporte a tu concierto favorito,
a tu canción predilecta sonando en la radio,
a la cerveza del domingo.

Por eso siempre ando de puntillas.

Porque siento,
y lo hago demasiado.

Por eso lo que no pueda ajustarse a mis días de la semana,
a mis ocho horas laborables,
todo aquello que yo no pueda controlar,
lo desecho.

Antes que eso acabe conmigo antes.

Pero me he encontrado con un post it pegado al respaldar de mi cama,
con tu nombre dibujado,
y creo que puedo pintar corazones en mi agenda,
señalando tu fecha de cumpleaños.

Que si no tengo tiempo,
le invento veintiséis horas al día,
para cenar contigo.

Me dijiste un día:
"me gustas en azul"
y supe que te referías a mi camisa.

Pero yo solo imaginé;
que me quisieras siempre en azul,
en gris,
y en negro también.

Cuando todo va mal,
que me quieras ahí también.

Cuando no puedo con mi ansiedad,
con mi estrés,
cuando la vida se me antoja gigante.

Que me quisieras ahí también,
sobretodo ahí.

miércoles, 13 de mayo de 2020

En un universo paralelo


El mundo hace ruido otra vez,
las noticias de la tarde se han convertido en una pesadilla.

Hoy he ido al trabajo, y había tráfico,
de nuevo.

La vida se ha vuelto rara ¿sabes?
a veces siento que los días se me esfuman,
y otros,
en donde las horas parecen años.

A veces el estrés me pasa factura,
el insomnio vuelve,
y las pesadillas con la vida de mis padres,
aparecen en cartelera principal.

A veces la vida se me antoja complicada.

Y es ahí cuando vuelvo a casa.

Al hogar donde habitan tus sonrisas,
a los lunes en pijama,
trabajando desde la computadora,
contestando llamadas,
comida a domicilio,
y haciéndole trampas al tiempo,
en donde trabajo y también te observo.

Qué bonito es mirarte.

El encierro se me hace el paraíso cuando voy a la cama,
y estás tú,
calentándome los pies,
abrigándome el alma,
leyéndome poemas para dormir,
cantándole a mis monstruos.

Estás tú,
calmando mis ideas,
bailando con mis problemas,
y la vida se pausa un ratito.

En un universo paralelo,
yo estuviera escribiéndote esto en vivo y en directo,
pidiéndole a la vida que me regale cuarenta días más contigo.

En un universo paralelo,
estuvieras aquí,
haciéndome feliz.