viernes, 12 de junio de 2020

Chiquitita.

Hoy me siento chiquitita,
como una nena de cinco años
a la que su mamá esta viendo a unos metros de distancia
pero ella se siente perdida.

Hoy tengo ganas de llorar abrazada a papá,
y no está,
y lo echo tanto de menos.

Últimamente siento que todo sale mal.

Quiero dejar de hacerme la valiente,
de fingir ser fuerte,
cuando solo quiero caerme,
 acostarme en el suelo,
ver todo desde abajo y descansar un rato.

Mi mundo pesa demasiado.

Eso no significa que me estoy rindiendo ¿verdad?

Quiero que el mundo pare de girar,
estoy mareada.

No consigo sostenerme sin que mis piernas tiemblen,
y levantarme de la cama a veces significa un esfuerzo sobrehumano,
quiero bajar los brazos,
y no puedo.

Quiero que esta noche,
después de tres meses de no tener a nadie,
venga alguien y me abrace por la espalda,
me caliente los pies,
y me diga: que soy muy fuerte,
que llorar también es de valientes.

Quiero dejar de sentirme tan rota,
aunque sea un sábado por la noche,
con un vino en mano,
y estar orgullosa de lo que he conseguido todo este tiempo.

Pero siento que no puedo,
que no.

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