Luz,
rock and roll,
magia,
vida.
La vida ya me quería un poquito,
antes de que yo naciera,
inclusive.
Sin ni siquiera existir,
yo ya tenía a la peor de las enemigas,
la que sin ningún esfuerzo
ya se habría ganado el título de la princesa de papá,
la que estaría en mi vida,
para regañarme,
para sacarme en cara todos mis errores,
para adueñarse de mi ropa favorita,
desde ya,
yo tenía la causante de mis peores dolores de cabeza,
pero de mis mayores alegrías también.
Gabriela es de esas personas que está tan absorta con ser ella misma,
que ni siquiera se da cuenta de lo increíble que puede llegar a ser,
es de esas mujeres que tú no puedes evitar admirar,
por tener un corazón más grande que todo su cuerpo.
En ese metro cincuenta,
estoy segura que existe más bondad,
que en cualquier otra persona.
¡Epa! Que tampoco es un ángel,
que tiene un carácter de mierda,
que suele llorar mucho,
y que a veces detesto lo fastidiosa que suele llegar a ser,
pero que si alguien me pregunta: ¿qué quisiera cambiar de mi?
diría que ojalá algún día pueda parecerme un poco a mi hermana.
Espero nunca nadie le quite esa sonrisa,
ni esos pasos de baile,
ni su voz tan desafinada,
ni sus dibujos,
ni nada de ella,
porque es tan perfecta,
asi como es.
Espero que Fall Out Boy,
Panic at the Disco,
Paramore,
nunca dejen de sonar;
y que siempre sea ella quien esté coreando en la ducha.
Que me falte todo,
todos;
pero que nunca,
nunca me falte ella.
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