ya no hace frío,
el sol brilla en mi ventana,
los árboles parecen danzar para mí.
Sostienes mis manos y les das calor,
no puedo dejar de pensar
que eso sí es cariño,
y del bueno.
Y te conviertes en mi estación favorita del año,
en todo lo que me hace reír,
te transformas en café mañanero,
en películas los domingos.
Y ya no quiero leer,
ni escribir,
ni cantar,
porque admirarte
se ha convertido
en mi arte favorito.
El reloj ha marcado 11:11
¿mi deseo?
que te quedes.
La buena poesía vale la pena compartirla. Gracias por enriquecer nuestro bagaje cultural.
ResponderBorrarDe nada Gino, un gusto que me lea.
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