Quiero decirte que tu sonrisa me encanta,
que adoro esa forma tuya de mirarme cuando intentas hacerme reír,
que me gustan tus manos y la forma en la que aprietas cuando agarras las mías.
Quiero decirte que adoro la manera en que frunces el ceño,
que me gusta tu forma de peinarte,
y que miento cada vez que digo
que detesto escucharte cantar.
Quiero contarte que hasta mi almohada
se ha grabado tu nombre,
que llevo tu apellido en mis cuadernos,
y que parezco una niña de quinceaños,
cuando dices que me quieres.
Quiero decirte que mi piel cobra vida propia,
cuando eres tú quien la roza;
porque algo mío se desprende,
para volverse tuyo.
Y creo que eso,
también,
significa libertad.
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