viernes, 29 de diciembre de 2017

Palabras.


En mi vida todo está planeado,
ordenado,
y bien pensado.

Me gusta tener el control.

Soy de las que usa reloj con diez minutos de adelanto,
porque detesta los atrasos,
quien hace planes con semanas de anticipación,
tengo hora de despertar,
hora de dormir,
agenda,
recordatorios.

Soy así.

Obviamente cuando llegaste,
no me percaté de nada,
mis sentimientos al igual que todo,
son medidos,
controlados,
y por primera vez:
hice caso omiso a mis alertas de "precaución"
total,
no te ibas a quedar,
o eso pensaba.

Y no te vas,
pero tampoco estás.

Te quiero,
y el resto es pura introducción,
lo siento,
por siempre darle vuelta a todo.

Pero creo que te quiero,
creo que lo hago,
y puta madre
que las palabras me quedan cortas.

Que te quiero,
y al carajo,
los porqués, el para qué y el hasta cuando.

Te quiero,
fin,
que tal vez deje de quererte en una semana,
en un mes,
o tal vez no deje de hacerlo nunca.

Pero que hoy te quiero,
y espero que mañana también.

Te quiero,
y ojalá algún día,
eso,
sea suficiente.

lunes, 25 de diciembre de 2017

Querido Santa.


A los diez, recibí de regalo de Navidad un libro, recuerdo haberme enojado un montón, obviamente yo esperaba el último modelo de la tan conocida "Barbie"; mamá esa noche me susurró al oído: que algún día entendería el verdadero significado de estas fechas, y  esperaba que la vida no me lo enseñara a base de heridas.
Crecí, me hice mayor, con más daños encima, y unos tantos años después; escribo esto mientras espero que lleguen mis padres, con la misma ilusión de cuando tenía nueve, pero por motivos diferentes.
La vida ha sido buena, no siempre, no tanto; a veces se ha pasado de hijueputa, tal vez no conmigo, y creo que eso es lo peor, que he visto sufrir a los míos tanto, que suelo olvidar cómo fue que llegamos hasta aquí juntos, pero lo estamos y esa, es una razón para sonreír todos los benditos días.
E irónicamente ese regalo que desprecié alguna vez, terminó cambiándome la vida, literalmente, no tengo idea de qué sería de mí sin las letras ¿se imaginan una Alejandra Ayala sin poesía, y sin un poco de literatura? ¿No verdad? Porque yo tampoco, y qué bueno.
En fin, lo que quiero decir es que esas pequeñas cosas que no apreciamos, son las que realmente llegan a darnos luz a nuestra vida, y por favor, se los pido, agárrense de ellas, del "buenos días" de su padre, de la sonrisa de su madre, de las peleas sin fin de sus hermanos, de la cerveza con su mejor amiga, de esas pequeñas cosas que les aseguro extrañarán el día que les falte, no esperen a que eso ocurra, para darse cuenta de la felicidad que éstas les dan.
Cuentan que afuera es invierno, pero en mi interior florecen girasoles hermosos cual verano, mi jardín está creciendo, otra vez; y aunque ni yo misma me crea que venga acá a dar lecciones de optimismo, siento que la vida merece una oportunidad, todas las malditas oportunidades que existan.
He cerrado los ojos y he pedido un deseo, eternas noches de veranos, para ti, que me lees, o que tal vez no, pero por algo has llegado acá, ¿entonces? que sonrías, solo eso.

Querido Santa:
Gracias, una vez más.

domingo, 17 de diciembre de 2017

Tarde


He entendido que desearlo,
y quererlo tanto;
no significa nada,
si solo viene de uno.

No he venido a recriminarte nada,
nunca he sido de exigir,
y mucho menos ahora.

Me voy.

He llegado al punto exacto,
en donde mover un paso hacia adelante,
solo significaría cortarme más,
abrir la herida que había dado por cerrada.

Paso.

¿Y entonces?
Por primera vez,
estoy rogando que no me detengas,
solo que agaches la cabeza,
me digas adiós,
y me dejes partir.

Esa manía tuya de darte cuenta
lo que represento en tu vida,
cada que decido dejarla,
entiende,
se hizo tarde,
me tengo que ir.

Me despido con una sonrisa preciosa,
y esos deseos de que a partir de ahora,
tu vida,
se convierta en la mejor fiesta del año,
que tu compañera de baile,
sea todo lo que siempre has anhelado,
y que tú estés dispuesto a guiarla.

Yo, he decidido volar,
la vida en la tierra,
ya no se me antoja,
lo haré sola,
las alas me pesan,
cuando alguien va a mi lado.

Toma esto
como una carta de despedida,
como una de esas notas
que dejaba a escondidas en el bolsillo de tu pantalón,
esta de encabezado tiene:
adiós, y buena suerte.

Se ha hecho tarde amor,
nos vemos,
espero,
que no tan pronto.

lunes, 11 de diciembre de 2017

Perfecta.


Es bonita,
muy bonita; 
aunque ella siempre lo niegue.

Ama el olor a café,
le encanta que la cocina esté inundada de ese aroma.

Es de esas personas que está dispuesta a cualquier plan,
aunque muera por quedarse en su cama leyendo poesía.

Sólo hace falta un: "te necesito"
para que ella esté bajo tu casa en máximo veinte minutos.

Da más de lo que recibe,
siempre.

Es muy puntual,
demasiado,
siempre termina irritada;
no aprende.

Terca,
como la peor de las mulas,
dice su mamá.

Nunca escucha a nadie,
jamás,
siempre es dueña de sus propias decisiones.

Libertad,
le llama.

Necia,
eso es.

Tiene una sonrisa preciosa,
no sé como lo hace,
ríe como si su vida dependiera de ello,
como si le pagaran por eso,
y qué bien le sale.

Es diferente,
se lo digo siempre.

"Todos lo somos"
responde,
mientras revolotea los ojos.

Baila,
canta,
ella es lo más parecido a la magia,
que he encontrado en el mundo.

"Es porque no conoces el arte"
me dice.

Tan inútil
para recibir elogios.

Tan ella,
tan solo ella.

Disfruta de la cerveza,
y tiene esa manía de quitarle las etiquetas
cuando va nerviosa,
se muerde el labio inferior,
y siempre dice estupideces
en los lugares menos apropiados.

Torpe,
dice ella.

Dice que cree en el amor,
cuando le preguntan por su inclinación religiosa.

Amante de los tatuajes
y de la velocidad,
un desastre al volante,
siempre está a punto de chocarse.

No la entiendo jamás.

Dice quererme,
pero no se queda nunca;
cuando le pregunto la razón.

Responde que ella jamás se va,
aunque parezca,
"estoy aquí, ¿no es cierto?"
me dice
con esa carita de no saber nunca de qué hablo.

Mierda,
es tan jodidamente perfecta.

Y la odio por eso,
la odio con cada partecita de mi ser,
de lo único que me ha quedado,
ahora,
todo parece ser de su pertenencia.

Díganle que la espero,
tengo cervezas en la heladera.


miércoles, 6 de diciembre de 2017

Podría decirte


Podría decirte que escribiré de ti
todos los putos días,
que te recitaré poesía cada mañana al despertar.

Podría decirte que serás mi norte,
mi sur,
mi centro,
y el que equilibre toda mi vida.

Podría decirte también,
que jamás sabré vivir sin ti,
que no me da la gana de hacerlo,
que el día en que te marches,
dejaré de ser yo.

Podría decirte tantas estupideces,
tantas,
solo para lograr que te quedes,
pero hay ciertas cosas que no se pueden,
ni se deben pedir.

Por el contrario,
te voy a decir,
que hay muy pocas cosas que yo puedo ofrecer.

Mira,
yo guapa no soy,
paciente tampoco,
romántica,
mucho menos.

Entiende,
yo soy una niña pequeña,
que a sus veintiún años,
necesita aprender mucho,
pero quería que tú me enseñaras.

Está bien,
hay cosas que no se pueden exigir,
y yo no he venido hacer eso.

Solo decirte que hay cosas bonitas en el mundo,
y que verte reír es una de ellas,
que tal vez coincidimos,
tropezamos en el momento incorrecto,
pero espero que aunque tu camino no te lleve hasta mi,
te aterrice en brazos correctos.

Mira,
qué bonito es desearte lo mejor,
así no sea conmigo
¿eso se llama querer, verdad?

Mucho gusto, te quiero.