lunes, 25 de diciembre de 2017

Querido Santa.


A los diez, recibí de regalo de Navidad un libro, recuerdo haberme enojado un montón, obviamente yo esperaba el último modelo de la tan conocida "Barbie"; mamá esa noche me susurró al oído: que algún día entendería el verdadero significado de estas fechas, y  esperaba que la vida no me lo enseñara a base de heridas.
Crecí, me hice mayor, con más daños encima, y unos tantos años después; escribo esto mientras espero que lleguen mis padres, con la misma ilusión de cuando tenía nueve, pero por motivos diferentes.
La vida ha sido buena, no siempre, no tanto; a veces se ha pasado de hijueputa, tal vez no conmigo, y creo que eso es lo peor, que he visto sufrir a los míos tanto, que suelo olvidar cómo fue que llegamos hasta aquí juntos, pero lo estamos y esa, es una razón para sonreír todos los benditos días.
E irónicamente ese regalo que desprecié alguna vez, terminó cambiándome la vida, literalmente, no tengo idea de qué sería de mí sin las letras ¿se imaginan una Alejandra Ayala sin poesía, y sin un poco de literatura? ¿No verdad? Porque yo tampoco, y qué bueno.
En fin, lo que quiero decir es que esas pequeñas cosas que no apreciamos, son las que realmente llegan a darnos luz a nuestra vida, y por favor, se los pido, agárrense de ellas, del "buenos días" de su padre, de la sonrisa de su madre, de las peleas sin fin de sus hermanos, de la cerveza con su mejor amiga, de esas pequeñas cosas que les aseguro extrañarán el día que les falte, no esperen a que eso ocurra, para darse cuenta de la felicidad que éstas les dan.
Cuentan que afuera es invierno, pero en mi interior florecen girasoles hermosos cual verano, mi jardín está creciendo, otra vez; y aunque ni yo misma me crea que venga acá a dar lecciones de optimismo, siento que la vida merece una oportunidad, todas las malditas oportunidades que existan.
He cerrado los ojos y he pedido un deseo, eternas noches de veranos, para ti, que me lees, o que tal vez no, pero por algo has llegado acá, ¿entonces? que sonrías, solo eso.

Querido Santa:
Gracias, una vez más.

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