miércoles, 30 de mayo de 2018

Luna lunera.


¿Han recorrido la ciudad en la noche,
con los vidrios abajo,
la música a todo lo que da,
mientras suena tu canción favorita,
y de repente parece que tienes dieciséis años,
escapándote de tus padres por primera vez?

Y la luna,
hay una luna hermosa afuera.

Está sonando Ed Sheeran,
el amor de tu vida está manejando
mientras tú no puedes evitar mirarlo
y pensar que tuviste tanta suerte en encontrarlo.

Que si la universidad,
que si quieres matar a tu jefe,
que si ya no tienes dinero,
y tus hermanos ya no te soportan.

Nada de eso importa,
porque él coge tu mano,
mientras se pasa un semáforo en rojo
y ríen como niños chiquitos.

Y porque afuera hay una luna preciosa.

Que el tiempo se detuvo un rato,
y marcó las 12:09, por un mes entero;
que fue el momento exacto en el que entraste
en aquella cafetería un tanto perdido.

Te he encontrado,
y tú,
me has puesto en rumbo.

Como una niña que apenas aprende a caminar,
y ya sabe hacia dónde quiere ir,
a tus brazos.

Son las dos de la mañana,
y no puedo dormir,
aún resuena en mi cabeza el:
"has tardado,
pero llegaste,
por fin estás aquí"
y sonrío como una idiota.

He visto al cielo,
y hay una luna llena preciosa,
le he pedido un deseo:
tú.

lunes, 21 de mayo de 2018

Canciones


Tararea bajito su canción favorita,
come cereal como siguiendo la pista de una canción de rock,
camina como esos famosos apunto de entrar al escenario.

Niña bonita.

Frágil como una pieza de vals,
explosiva como el solo de Jimi Hendrix,
adictiva como los clásicos de los Beatles.

Pero la nena no llora,
no lo hace más.

Desde que la conozco,
la vie en rose,
porque todos los grises se desvanecen,
cuando ella llama a la puerta,
que si se queda,
puedo hasta el mundo cambiar.

Te he mirado y de repente:
it was all yellow.

Como aquel cover que es mejor que la versión original,
pero a ella nadie la copia,
y que ni lo intenten,
qué desperdicio de tiempo.

La niña con la sonrisa rota,
le he preguntado si ha querido quedarse un rato más.

Por mi,
que se quede toda la vida.

Mi nuevo vicio.

Me han dicho que escribiera sobre el arte,
y he escrito sobre la música,
y qué es música,
sino amor,
y qué es amor,
si no hablo de ti.

Eres perfecta,
para,
perfecta para mi,
mi amor.

Conciertos,
solos de batería,
bailes en el centro de la pista,
canciones de Alborán,
tú,
siempre tú.

Niña bonita.

martes, 15 de mayo de 2018

Salió mal.


Salió mal,
como todo aquello que deseas con tantas fuerzas,
que salga bien.

Salió mal,
como todo el mundo esperaba,
como los demás sabían que iba acabar,
como esas veces que me advertían de ti.

Así,
salió mal.

Escogiste huir,
navegar en otras bocas,
descubrir nuevos mundos,
mas allá de mis conversaciones.

Escogiste faldas,
tacones,
y lápiz labial.

Bares,
whisky,
cigarrillos,
y polvos casuales.

Cuando yo a ti,
te daba domingos eternos,
días de sol y playa.

Salió mal,
porque cuando volteaba a ver,
tú mirabas otras piernas,
y así
¿cómo esperabas que saliera bien?

Ya,
que no voy a reprocharte nada,
que tú no eres de los que se enamora,
que no haces promesas,
que a ti el "para siempre" te queda demasiado grande.

Pero
dime,
cómo no iba a pensar que sería diferente
si al decir mi nombre
reías como un niño de secundaria.

Si te ponías nervioso cada que me acercaba,
si mirándome a los ojos,
juraste nunca hacerme daño.

Pero salió mal.

Y ¡qué bueno!

Me diste la oportunidad,
para que alguien más,
sí que me saliera bien.

domingo, 6 de mayo de 2018

Hogar.


Quiero quedarme a vivir,
en el segundo precioso
en el que volteo a ver,
y tú me estas mirando.

En esa sonrisa traviesa,
de haber descubierto un secreto,
el nuestro.

El que me susurras cada noche antes de dormir.

Quiero quedarme a vivir
en el brillo de tus ojos,
son como atardeceres en la playa,
arcoiris en una tarde lluviosa,
como caminar de prisa,
y que de la nada suene tu canción favorita,
que los autos te cedan el paso,
que los semáforos estén todos en verde.

Quiero quedarme a vivir
en esa mueca que haces cuando niegas con la cabeza,
con esa expresión única de: y ahora ¿qué voy hacer contigo?
me dices,
¿qué voy hacer sin ti?
te replico.

Quiero quedarme a vivir en el silencio
que hace cuando estamos a punto de besarnos,
en la manera que parece que respiramos el mismo aire,
y de repente me falta oxígeno,
porque me parece imposible que tú estés cerca,
devolviéndome las rimas,
inventándote risas.

Me parece imposible que me estés queriendo.

Quiero quedarme a vivir en tu canción favorita,
en tu película predilecta,
en todas tus noches de viernes,
quiero quedarme a vivir en todo lo que te haga feliz.

Y así,
sonreír por el simple hecho,
de voltear,
y verte ahí.


miércoles, 2 de mayo de 2018

Cuéntalo.


Tenía doce años,
lo recuerdo,
llevaba un short blanco,
hacía calor,
¿qué esperaban que usara?

Los primeros comentarios obscenos en la calle,
mamá me dijo que no prestara atención,
que no valía la pena,
que tocaba acostumbrarme.

Acostumbrarme,
exacto,
como si escuchar cosas desagradables deberían ser parte de mi rutina.

Tenía quince,
llevaba el uniforme del colegio,
falda por debajo de la rodilla,
blusa larga y corbata;
reía con mis amigas,
pero a un chico le pareció graciosísimo
tocarme las nalgas mientras salía corriendo
con aires de superioridad.

No, no llevaba ropa corta,
no hacía gestos sensuales,
pero sin embargo alguien se le dio por pensar
que yo no tenía decisión alguna en quién podía o no tocarme.

A los dieciséis tuve que sacar a mi hermano menor de una pelea,
porque un grupo de hombres adultos habían dicho:
"que estaba tan buena que me comerían entera",
"tranquilo Paúl, no pasa nada; vamos a la casa"
"esto siempre pasa"

Claro que para él era extraño,
él nunca va a entender lo que para nosotras significa salir a la calle.

Tenía dieciocho años,
y cometí el "error" de usar falda en la Universidad,
un profesor me dijo que le incitaba a pecar,
yo solo pude sentarme,
mientras todos reían.

Es que claro, fue mi culpa;
cómo iba a ponerme falda si en donde yo estudio
hace tanto frío.

Obvio,
si yo cuando elijo mi vestuario,
siempre pienso a quien voy a llamar la atención,
y que me encantaría recibir palabras de ese tipo.

Que si no me gustan sus "piropos"
entonces debo aprender a vestirme como monja.

Lo siento,
mi error.

Que si estoy solo con mis amigas en una discoteca,
automáticamente se piensa que estoy buscando a alguien,
¿segura que no quieres a nadie?
¿y quién te va a invitar a lo que quieras?
¿segura que no tienes novio?
si, si; ya mismo viene, y se va a enojar si me ve hablando contigo.

Porque hasta de mi situación sentimental me ha tocado mentir,
porque sí,
mi culpa
¿cómo no voy a salir de noche con algún hombre?

A los veinte,
regresaba de la Universidad,
bajé de mi colectivo,
y en la otra vereda se encontraban tres hombres completamente ebrios,
uno de ellos,
quería cruzarse a donde yo estaba,
por su condición,
se cayó,
y yo oré a Dios por eso,
salí corriendo.

Ahora,
en cada Fiesta de Quito o feriados,
por mi horario nocturno,
prefiero no ir a mis últimas horas de clase,
o coger un taxi.

Y eso es otro problema,
porque debemos llamar a una cooperativa,
o pedir a una amiga que anote las placas del carro,
y con el típico: por favor, me avisas cuando llegues.

¿Hasta cuándo?
Por favor, hasta cuándo.

Al igual que muchas estoy HARTA de tener miedo,
de simular que están mis padres esperándome en casa,
porque si alguien se entera que paso sola,
otro drama,
de no poder ir a un bar tranquila con mis amigas,
que si una sale,
todas tenemos que ir tras ella,
porque luego nosotras somos las malas,
que por qué no nos cuidamos,
que por qué no andamos en grupos numerosos.

Lo cuento porque puedo,
porque nadie ha apagado mi voz,
porque no quiero "acostumbrarme"
porque deseo,
anhelo,
dejar de preocuparme si mi hermana no contesta el teléfono,
si mamá se queda sola en casa,
si se me hizo tarde, y me alcanzó la noche.

Lo cuento porque quiero que esto acabe.




martes, 1 de mayo de 2018

Héroe


Papá corriendo para que no me caiga,
papá en la camilla del hospital contándome historias para que deje de llorar,
papá discutiendo conmigo por un ejercicio de matemáticas,
papá regalándome libros,
papá durmiéndose en las películas.

Desde muy niña lloraba un montón cuando tenías que irte de viaje,
cuando volvías pasaba horas mirando la puerta por si llegabas.

De niña eras mi héroe, mi superhumano, el mejor hombre del planeta,
han pasado veinte años y las cosas siguen exactamente igual.

Creo que eres la persona a la que más escribo,
es que de ti; se puede hacer un libro, con mínimo 1000 páginas,
letra arial, tamaño nueve,
y aún así,
me quedaría corta de todo lo que puedo contar.

Eres la persona por la que más he llorado,
solo con verte,
ahí;
acostado leyendo el periódico,
o ver como observas a mamá y le tomas mil fotos en nuestros viajes,
o que pases en las ferreterías como niño pequeño,
solo eso,
me provoca derramar lágrimas,
porque me parece tan absurdo que entre millones de personas,
sea yo,
la afortunada de tenerte.

Me parece injusto que el mundo no te conozca,
no sepa de tu magia,
de tu bondad,
de todo lo que puedes llegar hacer con una simple mirada,
con un solo abrazo, porque yo en tus brazos siento que de repente el mundo cobra sentido.

Y amo la forma en la que te miro, no como tú me observas,
capaz de alcanzar la luna si me lo propongo,
amo la manera en la que tú me haces mirarte y que podría pasar vidas haciéndolo.

Amo la forma en la que te amo papá,
tan desmedidamente,
tan irracional,
como si una parte de mi cuerpo haya sido creada solo para eso,
para quererte así,
no se me ocurre hacerlo de otra manera.

Que nadie tiene que explicarme qué es el amor,
yo ya lo sé,
claro que sé que es el amor
¿acaso no me has visto descubriéndolo cuando te miraba y tú estabas sonriendo?

Y aunque los años no pasan en vano, yo a ti, te veo cada vez más guapo.

No puedo imaginarte de otra forma,
no se me ocurre hacerte más perfecto.

No tengo nada más que decirte, porque todo esto ya lo sabes de memoria.

Papá, quédate aquí por siempre.