Siempre pensé que el amor se trataba de grandes gestos,
que llegaba como un tsunami,
un terremoto,
a arrasarlo con todo,
a poner toda la casa patas arriba,
creí que era ruidoso,
y altanero.
Con el tiempo,
he entendido que el amor es suavecito,
que llega como brisa en primavera,
que es la sombrita que te tapa de un día extremadamente caliente,
que es callado,
y abrigado.
El amor no es complicado,
ni conciertos bulliciosos,
a veces es que los dos estén en silencio y puedan leer cada uno su libro.
Es el aroma a café,
y el beso de buenos días de mamá,
es que se levante a las dos de la mañana
para hacerte compañía porque odias la oscuridad.
Amor es que la noche esté helada y me calientes los pies,
que esperes paciente para ver juntos el capítulo de aquella serie que mueres por ver.
Amor es pedirle a Dios, al universo, o cualquier cosa en la que crees,
que por favor la vida conspire a su favor,
y los ponga en el mismo camino.
El amor es ligero,
no aprieta,
se hace un lugar.
Es compromiso,
sí,
es saber ceder,
es saber cuando retirarse.
Pero no duele,
no es un campo de pelea,
nadie pierde,
cuando es amor,
siempre se gana.
Siempre había pensado que el amor
te corta las alas,
te asienta en tierra,
pero no,
te da más impulso para volar,
es un copiloto maravilloso
y pone música extraordinaria.
Pienso en mis cosas favoritas,
la cerveza helada,
el mar,
los dedos entre la arena,
She will be loved a todo volumen en la sala,
el vino con papá de los viernes,
mi colección de poemario,
pienso en eso,
y que eso también es el amor,
compartir todo aquello que nos enciende el corazón,
y dárselo a alguien más,
en bandeja de oro.
Amor es reír,
y llorar,
y orar de rodillas por el bienestar del otro.
Amor es que yo esté escribiendo esto,
tú no tengas idea y aún así estés sonriendo del otro lado de la sala.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario