Pasé mucho tiempo estancada en tu recuerdo,
sacándolo a bailar de vez en cuando,
invitándolo a una cerveza.
Me costó tanto dejarlo ir,
dejarte ir.
Eras todo lo que alguna vez conocí del amor,
del primer amor,
del que hace bien,
del que te abraza
y pone tu canción favorita.
Pero cuando lo hice,
cuando por fin te dejé volar,
entendí que el amor siempre es algo más,
ahora entiendo por qué te fuiste,
y por qué ahora no quiero que regreses.
Fuiste ese amor con fecha de caducidad,
el que me enseñó tantas cosas,
y una de ellas a cómo decirte adiós,
a cómo levantarme cada día con el alma hecha añicos,
a cómo reconstruirme paso a paso.
Siempre pensé que el amor era infinito,
pero no siempre es así,
ahora sé que puedo enamorarme mil veces
y eso no significa que no te amé con todo mi ser.
Pero se que después de ti,
hay más,
mucho más.
Está el amor que se queda,
que no se va,
que vuela contigo y te cose las alas cuando lo necesitas.
Está el amor que prepara la cena,
y saca los perros a pasear,
el amor de hogar,
y fogata,
y convivencia.
Está el amor de viernes,
de cama,
ron,
y labial rojo,
de conversaciones en la madrugada.
Está el amor que no pudo ser,
pero no por eso deja de ser amor.
Ahora me da menos miedo esa palabra
"amor"
¿recuerdas como solía esquivarla?
mis lágrimas al decirte por primera vez
lo que sentía.
Ahora la adoro,
la repito un montón,
ahora quiero llenarme de todo el amor posible,
de todos los que pueda.
Después de ti,
hay más,
muchísimo más.
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