lunes, 29 de mayo de 2023

Cosas que aprendí de mi depresión.

 Nadie va a venir a rescatarte, no va aparecer un corcel blanco con un caballero de brillante armadura, no va a rescatarte ni la medicina (aunque ayude mucho), ni el psicólogo, ni la psiquiatra, ni tus amigos, ni tus padres, ni siquiera Paúl va a poder rescatarte, así que ajústate bien los pantalones que tu superheroe vas a ser tu misma.
Que la vida no se detiene porque estés deprimida, aunque desees con todas tus fuerzas que así sea.
Es normal que estés llena de ira, todavía no lo entiendes; pero ni tú ni nadie tiene la culpa de que te sientas así.
 El mundo no se paró y la vida de los que quieres no va a girar en torno a que tú no puedas salir de la cama, no te resientas con los demás, ni te pongas triste por eso, abrázate fuerte, y felicitate, por cada paso, el pararte de la cama, el cepillarte los dientes; esas cosas que todo el mundo normaliza para ti son un triunfo y lo has hecho todos los días, eres una guerrera.
La reacción de la medicina es lenta, pero tarde o temprano hará efecto, ten paciencia.
No serás la misma después de esto, y está bien; aprende para bien, vuélvete más fuerte, más empática, más paciente.
Abraza fuerte a esa Ale chiquita que hoy lo necesita más que nunca.
S U E L T A, sueltalo todo.
Habrá días en los que sientas que lo has logrado, que la tormenta ha pasado, y luego la enfermedad se sentirá de nuevo, como si nunca se hubiera ido; asi que vuelve, vuelve a empezar todas las veces que sean necesarias, y agárrate fuerte Ale que esto no será fácil, y te vas a querer rendir, y te vas a preguntar todos los días por qué a mi, pero sigue nadando Ale, sigue nadando, así sea en la orilla, así sea dando pataditas chiquitas, pero no te ahogues Ale, no te ahogues porque yo te necesito, te necesito, porque quiero volver a reír y a bailar, y a cantar, te necesito Ale, no te ahogues por favor, sigue nadando.

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